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No se equivocaba Sadie Sink cuando en julio del año pasado, en una entrevista con RPP Noticias, adelantaba que la cuarta temporada de "Stranger Things" sería "la más oscura" de todas. Tampoco cuando la calificó de "aterradora". Porque con Vecna como el villano de la nueva entrega, ahora la maldad humana y los monstruos sin voces han tomado cuerpo y personalidad.

Sin embargo, hay otros aspectos que la serie de los hermanos Duffer conserva desde su primera temporada hasta la que llega a su final este 1 de julio. La principal: su tendencia a homenajear la década de 1980 al punto de que parezca una serie ochentera en pleno siglo XXI. Pues más allá de su ambientación, "Stranger Things" se ve como un producto televisivo de la era del Blockbuster.

Muchos elementos contribuyen a este resultado: la pistas musicales, las referencias cinemeras, los juegos de roles de fantasía, la moda, la escenografía, la cultura pop, entre otros, que además han hecho de esta producción uno de los caballitos de batalla de Netflix. Con el segundo volumen de la temporada 4 recién estrenado, echamos un vistazo a todos los guiños ochenteros que nos ha dejado hasta la fecha.

El 'hitazo' de Kate Bush y otras canciones 

Tal vez nada más ochentero que el sonido artificial de un sintentizador. Se le escucha en el tema principal de "Stranger Things", compuesto por Kyle Dixon y Michael Stein, quienes recibieron como recomendación crear una composición que dé la impresión de estar anunciando el clímax de algo. Lo que lograron, al mismo tiempo, fue imprimir el ADN de una época en una serie.

Por ese camino es que los hermanos Duffer han continuado explorando las posibilidades musicales de remitir a los años 80. Y en la temporada 4, no se puede negar que han vuelto a dar en el blanco. Sobre todo con esa secuencia —quizás una de las mejores que nos han regalado— en la que Max (Sadie Sink) se salva de las garras de Vecna al escuchar "Running Up That Hill", de Kate Bush.

Lanzado en 1985, este sencillo de la cantante británica volvió a posicionarse este año en los primeros puestos de las plataformas digitales gracias a "Stranger Things". Tanto que la misma Bush confesó sentirse "abrumada" frente a este exceso de atención. "Todo el mundo se ha vuelto loco", dijo a la BBC al constatar la popularidad de la canción que formó parte de su disco "Hounds of Love".

Pero otras piezas musicales visten este viaje a la nostalgia ochentera: allí suenan, por ejemplo, el recordado 'funky metal' de la banda Extreme, con su "Play With Me", así como la risueña "Pass The Dutchie" de Musical Youth; el new wave de "You Spin Me Round (Like a Record)", de Dead or Alive; el "Rock Me Amadeus" de Falco; el "Baltimora" de Tarzan Boy; la versión que The Beach Boys lanzaron de "California Dreamin'" en 1986, y muchas más.

De Freddy Krueger a "Hellraiser"

Quien desee ver en "Stranger Things" un ejercicio de memoria no se equivoca. Porque tanto su cuarta temporada como las otras están plagadas de escenas que nos remiten a las películas con las que sus creadores crecieron. Si la primera entrega ofrecía suficientes guiños al cine de Steven Spielberg ("E.T., el extraterrestre", por dar un ejemplo),la última homenajea a Wes Craven.

La influencia más notoria es Vecna, ese ser monstruoso con poderes telequinéticos que recuerda al Freddy Krueger que el cineasta estadounidense creó en 1984 para New Line Cinema con su cinta "Pesadilla en Elm Street". No solo por las llagas que recorren todo su cuerpo, sino también por esa necesidad de alimentarse de los miedos más profundos de sus víctimas.

El monstruo de Craven también es mencionado por Dustin (Gaten Matarazzo) en una escena, y hasta el actor que le daba vida, Robert Englund, aparece como un hombre atormentado por Vecna que ha ido a parar al manicomio. Pero pensar en el enemigo de "Stranger Things" también nos permite sentirlo más cercano, por su voz ominosa y su estadía en un mundo alternativo, a Pinhead, el líder cenobita de "Hellraiser", la cinta de culto ochentera de Clive Barker.

Por supuesto, también hay huellas de otros directores en esta última entrega. Como cuando Steve (Joe Keery) nada hasta el fondo del lago y trepa por una puerta pequeña, es difícil no recordar las puertas interdimensionales de "The Gate", del director Tibor Takács; o cuando vemos esa secuencia en la que Nancy (Natalia Dyer) y Robin (Maya Hawke) visitan a Victor Creel en el manicomio y se piensa en las similitudes con el encuentro de Jodie Foster y Anthony Hopkins en "El silencio de los inocentes".

Vecna, villano de
Vecna, el nuevo villano de "Stranger Things" en su temporada 4, es una combinación de Freddy Krueger con Pinhead. | Fuente: Netflix

La Guerra Fría, el pánico satánico y el afiche de Tom Cruise

Referencias fílmicas y un buen 'soundtrack' no bastan para recrear una época. También es necesaria una ambientación —que en "Stranger Things" va desde los cortes de cabello hasta los jeanes que Joyce Byers (Winona Ryder) utiliza— y la puesta en escena de un contexto que dialogue con las acciones de sus personajes.

En ese sentido, los hermanos Duffer se han mostrado duchos en aprovechar el Zeitgeist ochentero para darle un marco histórico a sus personajes. En la temporada 4 de su producción, la Guerra Fría todavía sigue presente. Los rusos y los estadounidenses compiten por el dominio global, y esa sed de poder la padece el sheriff Jim Hopper, quien permanece encerrado en una celda soviética.

Además, el pánico satánico que estuvo presente en la década de los 80 ingresa al condado de Hawkins. Recae sobre Eddie Munson (Joseph Quinn),un joven rebelde, fanático del metal y de los juegos de roles de fantasía, de quien el pueblo cree que ha hecho un pacto con el diablo y, por ende, culpan de los asesinatos en serie cometidos.

El desarrollo del internet también cruza "Stranger Things". Sus beneficios son aprovechados por una 'geek' como Suzie Bingham (Gabriella Pizzolo). Toda una 'hacker' pionera, la novia adolescente de Dustin (Gaten Matarazzo) ya habla de lo revolucionario que sería el invento. Probablemente su computadora era parte de las apenas 30 mil conectadas a Internet que existían en 1987.

Y por si hiciera falta, la cultura pop se extiende como una niebla en Hawkins. Desde el afiche de Tom Cruise —estrella indiscutible ochentera— que Nancy tiene en su cuarto, hasta el juguete electrónico Lite-Brite con el que los protagonistas de la serie consiguen comunicarse entre un mundo y otro. 

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