Super Mensajes

Las ollas comunes son de por sí un emprendimiento en el que muchas madres se unen para hacerlo funcionar y entregar un plato de comida a quienes lo necesitan. Para sacar adelante a una olla común, sus integrantes deben dividirse tareas como las compras de alimentos, recojo de donaciones, distribución de alimentos para la semana, cocina y despacho de menús. No obstante, uno de los principales retos para las ollas comunes en el Perú es conseguir recursos económicos para abastecerse.

Frente a esa situación, dentro de muchas ollas comunes podemos encontrar otros pequeños emprendimientos que ayudan a sustentarlas. Esto lo saben muy bien Estela Matencio y Juana Obregón, dos líderes de ollas comunes en Trujillo y Lima que, junto a sus socias, han aprendido a gestionar sus organizaciones y han encontrado otras maneras de conseguir recursos para hacerlas sostenibles en el tiempo.

El bienestar de la comunidad es la principal motivación

Estela Matencio tiene 34 años y ha vivido en diferentes zonas de Trujillo, pero hace doce decidió que un lugar más espacioso era lo mejor para su pequeña hija y se mudó a Nueva Libertad. Así como Estela, muchos padres y madres de la zona se encontraban preocupados por el bienestar de los niños y niñas, que se quedaban solos mientras los mayores salían a buscar ingresos fuera de casa. Con esto como motivación nació su olla común, una organización que, además de alimento, brinda tranquilidad a los vecinos.

Estela Matencio, líder de la olla común en Nueva Libertad, Trujillo.
Estela Matencio, líder de la olla común en Nueva Libertad, Trujillo. | Fuente: Ollas que Desarrollan

Estela y sus socias han aprendido mucho en el camino, sobre todo en una época tan dura como la crisis sanitaria del 2020. “Durante la pandemia el reto más fuerte fue el aislamiento porque, en medio de todos los impedimentos para transitar, teníamos que hacer hasta lo imposible para conseguir nuestros insumos”, cuenta.

Para esta olla común, el programa Ollas que Desarrollan es el apoyo que tanto necesitaban para seguir sumando al bienestar de su comunidad. “Es una gran ayuda para nuestra economía, que ha tenido un gran bajón. Lo más importante es que, a través de nuestra olla, vamos a salir adelante”, concluye Matencio.

Aprendiendo a solventar su olla común

Juana Obregón es de Huancayo y hace catorce años llegó a la asociación de vivienda PROFAM, en Santa Rosa, para construir su hogar. Antes de la pandemia, salía adelante cantando en las calles y en el transporte público.

Como en muchas partes del Perú, este sector del norte de Lima también se vio afectado por las medidas de restricción y sus ingresos económicos se redujeron, dándole lugar a carencias como el hambre. Pensando en solventar su alimento como comunidad, los vecinos se organizaron y el 14 de abril del 2020 nació la olla común “Unidos por el Hambre”.

A lo largo de estos dos años, las socias de la olla común se han encontrado con retos como la falta de alimentos y la necesidad de brindar platos de comida gratuitos a casos sociales. “Como olla común hemos tenido que ver la forma de cómo nos solventamos porque el bajo costo que cobramos del menú no es suficiente”, cuenta Juana.

En este punto, las donaciones y las capacitaciones de Juguete Pendiente y Alicorp han sido clave. Para la señora Juana, lo más importante es haber aprendido a solventarse. “Estoy muy agradecida porque nos han enseñado a llevar mejor las cuentas y salir adelante solos. Además, cuando esta crisis desaparezca, buscamos seguir trabajando y aportando con la olla común”, concluye Obregón.

La importancia de fortalecer las habilidades de quienes lideran las ollas comunes

Aprender sobre administración, control de inventario y crear un presupuesto no solo es útil para los emprendedores, sino también para quienes realizan la gran labor de gestionar el principal sustento de alimentación para más de 250 mil peruanos. Por ello, como parte de su programa integral, Ollas que Desarrollan viene capacitando a líderes de ollas comunes en competencias como administración, nutrición, sanidad e higiene.

En sus primeras capacitaciones, las líderes aprendieron conceptos básicos de administración, contabilidad y presupuestos. “Todo ingreso y gasto debe estar registrado por criterios de transparencia y para ser más atractivos frente a quienes desean brindarles recursos. Además, este ejercicio contable y financiero les va a servir más adelante para crear sus propios negocios”, comenta Luis Vásquez Andrade, contador público, director de la ONG Juguete Pendiente y capacitador en la iniciativa Ollas que Desarrollan.

Adicionalmente, las lideresas también han aprendido sobre la creación de emprendimientos, considerando un modelo de negocio sostenible, acorde a sus clientes y con una propuesta de valor diferente a su competencia. Por ello, Juana Obregón, líder de la olla común “Unidos por el Hambre” en Santa Rosa y beneficiaria de las capacitaciones, recomienda que otras representantes de ollas comunes tengan la disposición para aprender, aportar nuevos conocimientos a sus organizaciones y ganas de iniciar un negocio propio.

Por su parte, el capacitador Luis Vásquez recalca que lo principal para sacar adelante una olla común es la buena organización y la capacidad de reconocer los talentos en cada uno de sus integrantes. Solo así tendrán una olla con buena sazón, gestión y sostenible económicamente.

Iniciativas como la de Alicorp y Juguete Pendiente demuestran su compromiso con el país a través de un esfuerzo articulado entre diversos sectores que permiten construir un modelo de trabajo que pueda ayudar a miles de familias peruanas en los próximos años.

¡Tú también puedes apoyar! Junto a Juguete Pendiente, la compañía invita a personas, empresas y organizaciones a sumarse y ser un aliado por el bien de las ollas comunes. Ingresa a www.ollasquedesarrollan.pe.