Desde hace años, los arqueólogos han desenterrado misteriosas manchas negras en el suelo de cientos de yacimientos del Amazonas. Un estudio demuestra que esa "tierra oscura" altamente fértil fue fabricada hace miles de años por los habitantes amazónicos.
Su objetivo, explica el artículo publicado este miércoles en la revista Science Advances, era mejorar la calidad del suelo para tener cultivos capaces de mantener grandes y complejas sociedades.
Y es que, aunque la cuenca del río Amazonas acoge inmensos y frondosos bosques tropicales, el suelo amazónico, sobre todo en las tierras altas, es sorprendentemente infértil y difícil de cultivar.
En las últimas décadas, los expertos han debatido si la 'tierra oscura' hallada dentro y cerca de los asentamientos humanos de hace cientos o miles de años fue creada a propósito o no.
El estudio, dirigido por investigadores del MIT, la Universidad de Florida y de varios centros de Brasil, concluye que los antiguos amazónicos producían tierra fértilacumulando enormes cantidades de carbono almacenado.
Y a medida que las generaciones trabajaban el suelo y lo abonaban con restos de comida, carbón y residuos, la tierra acumulaba detritus ricos en carbono que se mantenían encerrados durante cientos o miles de años, por lo que, al producir tierra oscura, los antiguos amazónicos también podrían haber creado involuntariamente un suelo que secuestraba el carbono.
"Los antiguos amazónicos depositaron una gran cantidad de carbono en el suelo, y gran parte de él sigue ahí hoy en día", explica el coautor y profesor en la Universidad de Miami, Samuel Goldberg.
"Eso es exactamente lo que queremos para los esfuerzos de mitigación del cambio climático. Quizá podríamos adaptar algunas de sus estrategias autóctonas a mayor escala, para retener el carbono en el suelo, de formas que ahora sabemos que permanecerían allí durante mucho tiempo", propone el investigador.
Observaciones sobre el terreno
Para hacer el estudio, el equipo sintetizó datos recopilados en trabajos con comunidades indígenas en el Amazonas desde principios de la década de 2000, y los completaron con nuevas observaciones recogidas en 2018-19.
Los científicos realizaron el estudio en el territorio indígena Kuikuro, en la cuenca alta del río Xingu, en el sureste de la Amazonia, una región que alberga aldeas kuikuro modernas y yacimientos arqueológicos donde se cree que vivieron los antepasados de los kuikuro.
Mientras recogían muestras, los miembros del equipo quedaron impresionados por la tierra oscura que rodeaba algunos yacimientos arqueológicos y que era extremadamente fértil.
El líder del estudio e investigador el MIT, Morgan Schmidt, observó las prácticas de gestión del suelo de los kuikuro modernos, que usan "muladares", montones de desechos y restos de comida, similares a los montones de compost, que se mantienen en determinados lugares alrededor del centro de la aldea.
Al cabo de un tiempo, estos montones de desechos se descomponen y se mezclan con el suelo para formar una tierra oscura y fértil, que los residentes utilizan después para plantar cultivos.
También observaron que los agricultores de Kuikuro esparcían residuos orgánicos y cenizas en campos más lejanos, lo que también genera tierra oscura, donde luego pueden sembrar más cultivos.
A continuación, el equipo analizó los suelos de yacimientos arqueológicos y modernos de la región del Alto Xingu y descubrió que los depósitos de tierra oscura se encontraban en un patrón radial, concentrándose principalmente en el centro de los asentamientos modernos y antiguos.
La composición de la tierra oscura moderna y antigua también era similar y era rica en carbono, fósforo y otros nutrientes presentes en los seres humanos, animales y plantas, "y que son los que reducen la toxicidad del aluminio en el suelo, que es un grave problema en el Amazonas", subraya Schmidt.
El estudio no solo demostró que los antiguos amazónicos trabajaban intencionadamente el suelo, también determinó que cada antiguo poblado contiene varios miles de toneladas de carbono que han permanecido secuestradas en el suelo durante cientos de años.
(Con información de EFE)