Super Mensajes

Escucha el canal de podcast de Las cosas como son en RPP Player.

En abril de 1997, el general Williams ejecutó el encargo de liberar a los rehenes que un grupo terrorista mantuvo cautivos durante cuatro meses. El operativo fue meticulosamente preparado, pero nada garantizaba que él y los comandos Chavín de Huantar pudiesen salir con vida de una residencia que había sido apertrechada para resistir. Veinticinco años más tarde, Williams tiene autoridad para decir: “Yo no he entregado cuarenta años de mi vida al Ejército, para caer ahora en la resignación y menos aún para fallar a mi compromiso con un país democrático y justo”. El nuevo presidente del Congreso se ha comprometido a representar a todos los congresistas, hayan votado o no por él. Se ha dicho dispuesto también a dialogar con el presidente Castillo, a quien podrá pedir directamente que renuncie, para ahorrar turbulencias e incertidumbres a un país que paga las consecuencias de su incapacidad para gobernar y para luchar contra la corrupción. Durante la elección del lunes, Williams dio pruebas de su determinación y a la vez de su olfato político: se negó a firmar un documento elaborado precipitadamente por dos bancadas, que lo comprometían a renunciar en caso de vacancia presidencial. “Si me toca asumir la presidencia del Congreso, lo haré con todas las consecuencias que se deriven de una eventual vacancia de Pedro Castillo”, sentenció. Williams ha dado muestras también de una virtud rara entre nuestros dirigentes políticos: reconocer los errores y estar dispuesto a corregirlos. Tenemos ejemplos recientes: un vicepresidente prófugo de la justicia, retraso para instalar la Subcomisión que verá el desafuero de un congresista violador, mansedumbre ante el ministro del Interior, ley de comités de autodefensa. “Todo debe comenzar recuperando la confianza de los ciudadanos”, sostiene. En efecto, la confianza se gana cumpliendo los compromisos.

Las cosas como son