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Es claro que todos los aspectos de nuestra vida han cambiado radicalmente con la pandemia de la COVID-19, trayendo un profundo cambio de paradigma en las relaciones humanas, entre ellas en el ámbito laboral.

El trabajo remoto se impuso como norma y para ello la tecnología fue indispensable. Los procesos de digitalización en todos los sectores y ámbitos de las empresas se aceleraron, desde las relaciones de consumo con el boom de aplicaciones de delivery, por ejemplo; hasta la innumerable oferta de herramientas tecnológicas para las tareas laborales. Se amplificó nuestra creatividad para adaptarnos al nuevo entorno y nos reinventamos para sobrevivir a los momentos más críticos.

Hoy ha llegado la hora que las organizaciones se adapten a los nuevos paradigmas que ahora mismo vienen transformando las relaciones laborales. Más aún en entornos en los que las perspectivas de crecimiento son pesimistas debido a coyunturas sociales y políticas inestables a nivel local y global.

Este fue el punto de partida para analizar la gestión del talento humano en tiempos de postpandemia en el evento Retos y tendencia en la gestión humana, organizado por Centrum PUCP y LHH DBM Perú, que contó con la participación de Marcos Huergo, vicepresidente ejecutivo de LHH Europa Sur, quien planteó ideas y conclusiones al respecto.

Un primer paradigma que se debe romper –incluso debió superarse antes de la pandemia–, es pensar que la efectividad del trabajo está relacionada con la dedicación que le brinda un trabajador. Las organizaciones deben ser sensibles y entender que las personas necesitan de confianza y autonomía para realizar su trabajo, incluso para decidir en qué entorno son más eficientes: si bajo la tradicional presencialidad o de forma remota o virtual.

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Hoy el talento busca compaginar su productividad con el bienestar personal y familiar, por lo que los espacios laborales deben asegurar ambientes adecuados a quienes trabajan de forma presencial. Asimismo, los líderes deben contar con competencias para dirigir equipos de manera remota y, aun así, mantener o mejorar los indicadores de productividad, creando o fortaleciendo la cultura al interior de las organizaciones.

Y en cuanto al reclutamiento, debemos reconocer que la virtualidad nos ha abierto las puertas al talento global. Es decir, hoy es posible contratar el talento necesario para nuestra organización desde cualquier parte del mundo siempre que comulgue con el propósito corporativo.

Pero el reto más importante que deben superar las empresas en entornos tan frágiles y volátiles, con muy poca predictibilidad y sostenibilidad, es el de poder desarrollar su propio talento con las competencias necesarias para dichos entornos, asegurando su continuidad y, con ello, su bienestar.

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