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Si pudiera decidir, ¿qué preferiría? ¿Ir a la Luna o a Marte? Esta pregunta, meramente teórica para la mayoría de la gente, cobra otro sentido para Jessica Watkins, astronauta de la NASA.

"¡Lo que venga primero!", responde a la AFP riéndose, durante una entrevista exclusiva en gravedad cero desde la Estación Espacial Internacional (ISS).

A sus 34 años, la estadounidense tiene toda una carrera por delante y podría ser de las primeras mujeres en pisar la Luna en los próximos años. Las misiones hacia Marte parecen más lejanas, pero dado que los astronautas a menudo trabajan hasta pasados los 50 años, es posible que Watkins aún tenga oportunidad.

Ante esta hipotética elección, rechaza pronunciarse y asegura que estaría "absolutamente encantada" de que su destino "sea la Luna o Marte".

Mientras tanto, su primer vuelo espacial hizo historia: fue la primera mujer negra en realizar una misión de larga duración en la ISS, donde ya pasó más de tres meses y seguirá por tres más.

La misiones de Apolo solo llevaron hombres blancos a la luna. La NASA busca cambiar esa imagen de a poco con el aterrizaje no solo de la primera mujer, si no de la primera persona negra.

"Será un paso importante para la agencia, para el país e incluso para el mundo", resaltó Watkins. "La representación es importante. Es difícil convertirse en lo que no se ve".

"Estoy muy agradecida con los que me precedieron, las mujeres y los astronautas negros que abrieron la vía para permitirme estar aquí hoy", agregó. " Fue importante para mí". 

Alma de geóloga

Watkins nació en Gaithersburg, en los suburbios de Washington, creció en Colorado y estudió geología en California. En el marco de una beca posdoctoral, ha trabajado para la NASA en la misión del rover Curiosity, que acaba de cumplir 10 años en Marte.

Así entró en su corazón el planeta. La estadounidense publicó de hecho un estudio científico sobre Marte mientras se encontraba en órbita, en el ISS.

"Geóloga, científica, astronauta": es el orden en el que se describe.

Recuerda el momento que se desató su pasión para la geología planetaria, una ciencia que estudia la composición y formación de los astros.

Se trataba de una de sus primeras clases de geología, sobre la acreción planetaria, es decir, cuando los cuerpos sólidos se fusionan entre sí para formar cuerpos más grandes y, en última instancia, planetas.

Allí, "me di cuenta de que era lo que quería hacer durante el resto de mi vida, y lo que quería estudiar", cuenta.

Por eso considera "formidable" el hecho de "ser parte de un esfuerzo que busca realmente hacer trabajo en otro cuerpo planetario".

Sucesor del Apolo, el programa Artemis busca establecer progresivamente una presencia humana duradera en la Luna, que podría usar como base para viajar hasta Marte. Una primera misión no tripulada debe despegar a fin de mes hacia la Luna.

Jessica Watkins es parte de los 18 astronautas asignados a Artemis.

Oficialmente, todos los astronautas "activos" (actualmente hay 42) tienen las mismas posibilidades de ser seleccionados para viajar a la Luna.

"Superar los límites"

Aunque es posible que la NASA privilegie a un astronauta más experimentado para la primera misión tripulada, el perfil científico de Watkins debería jugar a su favor a futuro.

Para los astronautas, tener buen carácter y espíritu de equipo también es crucial, ya que los tripulantes duran mucho tiempo confinados en espacios diminutos. Watkins asegura que sus familiares dicen que es "fácil de llevar", y que aprendió el valor del trabajo en equipo jugando rugby.

"Cada uno de nosotros tiene ese sentido de exploración y ganas de seguir superando los límites de lo que los humanos somos capaces de hacer. Creo que es algo que nos une", contesta.

Desde muy joven, soñaba con viajar al espacio y siempre mantuvo esa esperanza en su cabeza, sin pensar que podría "realmente ocurrir" algún día.

"No tengan miedo de soñar en grande", dice. "Nunca se sabe cuándo sus sueños se harán realidad".

AFP