Super Mensajes

Hackers ucranianos utilizan todas las herramientas posibles para ganar ventaja en la guerra que su país disputa tras la invasión rusa en la primera mitad de este 2022.

Una de ellas es la de engañar a soldados rusos para conocer su ubicación. En este caso, con perfiles de mujeres atractivas.

En busca de ser útil ante la invasión rusa

El Financial Times cuenta la historia de Nikita Knysh, que se ofreció para ayudar a su patria.

Aunque Knysh buscó que se le asigne algún rol, el caos en el que quedó sumida su ciudad de Járkov, cerca a la frontera con Rusia, lo dejó sin mayor comunicación oficial. Así que decidió crear su propia misión para ubicar a soldados rusos.

El hombre movió a los empleados de su empresa de ciberseguridad HackControl y al sótano de una fábrica de billeteras y empezó a su misión para hackear a Rusia.

En un inicio, se encargó de infiltrarse en populares grupos de Telegram para difundir propaganda a favor de Ucrania.

Ante el ataque a Járkov, el equipo de Kynsh tuvo que moverse a un hostal en la región de Vinniytsia, más alejado del avance ruso.

Gracias a la intervención de Vsevolod Kozhemyako, uno de los hombres más ricos de Ucrania, pudo hacerse de un kit de Starlink para acceder a internet sin problemas.

De amenazas de bombas... a seducción

Otras estratagemas del equipo de hackers ucranianos, que fue creciendo con más reclutas, incluyeron sembrar falsas amenazas de bombas a vuelos rusos y escribir un código que era capaz de diferenciar traslados de equipo militar de tráfico regular.

La más curiosa fue la de engañar a soldados rusos con perfiles de mujeres atractivas. El equipo de hackers pedía fotos de vuelta, de las cuales podía extraer su ubicación.

Esto permitió encontrar una base rusa al sur de Ucrania, información que fue enviada al ejército. Días después, la base fue destruida con artillería.

“Me di cuenta de que quiero más de esto. Quiero encontrar más bases. Una y otra vez”, contó al Financial Times.

Si bien el equipo ya dejó el hostal, los hackers ucranianos todavía siguen trabajando en remoto.

“Sin dinero, sin software brillante, ni hackeos brillantes... puedes utilizar la dark web contra tu enemigo. En este momento, las leyes rusas no importan. Nos quedaremos con la experiencia de estar en la primera guerra cibernética”, reflexionó.