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El asteroide Bennu, blanco de la misión de recolección de muestras con la nave OSIRIS-REx, tiene una superficie como “un pozo de pelotas de plástico”, señala la NASA.

La agencia espacial ha compartido nueva información sobre el astro en un nuevo artículo previo al recojo de las muestras del próximo año.

Bennu, un pozo de pelotas

De acuerdo con la NASA, la superficie de Bennu es tan ligera que, si OSIRIS-REx no hubiese prendido sus propulsores luego de tocarla, se hubiese hundido.

"Resulta que las partículas que componen el exterior de Bennu están tan flojas y ligeramente unidas entre sí que si una persona pisara a Bennu sentiría muy poca resistencia, como si entrara en un pozo de bolas de plástico que son un juego popular para los niños", dijo la NASA.

Esta información es muy distinta a la que se creía del asteroide, ya que la comunidad científica esperaba que su superficie estuviera cubierta por un material suave y arenoso parecido a una playa.

Este cambio del paradigma se apreció más durante la toma de muestras. Después de interactuar brevemente con el asteroide, la nave espacial dejó un cráter de 8 metros de ancho. En las pruebas de laboratorio, el procedimiento de recolección "apenas hizo una muesca".

“Cuando encendimos nuestros propulsores para dejar la superficie, todavía nos estábamos sumergiendo en el asteroide”, dijo Ron Ballouz, científico del equipo OSIRIS-REx.

Aún falta para ver las muestras

OSIRIS-REx dejará caer a la Tierra las muestras recolectadas en 2023, específicamente en septiembre. Posteriormente, la nave cambiará su nombre a OSIRIS-APEX para dirigirse al asteroide Apophis.

OSIRIS-REx voló a 3,7 kilómetros del asteroide, lo más cerca que ha estado desde el evento de recolección de muestras el 20 de octubre de 2020. Durante el procedimiento, el cabezal de muestreo de la nave espacial se hundió 48,8 centímetros en la superficie del asteroide y simultáneamente disparó una carga presurizada de gas nitrógeno, batiendo el material de la superficie y conduciendo un poco hacia la cámara de recolección. Los propulsores de la nave espacial también lanzaron rocas y polvo durante la maniobra para invertir el rumbo y alejarse del asteroide de manera segura.

Las preciosas muestras se almacenarán en un nuevo laboratorio en construcción en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, que ya alberga cientos de kilogramos de material lunar recolectado por los 12 caminantes lunares del Apolo entre 1969 y 1972

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