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PEKÍN/SHANGHÁI, 26 abr (Reuters) – Tres cuartas partes de los 22 millones de habitantes de Pekín empezaron a hacer cola para someterse a pruebas del COVID-19 el martes, mientras las autoridades de la capital china se apresuraban a erradicar un brote y evitar el tipo de confinamiento en toda la ciudad que ha afectado a Shanghái durante un mes.

Los residentes de Pekín también empezaron a abastecerse de alimentos y provisiones ante la preocupación de que se produzcan confinamientos repentinos, mientras la frustración por las duras restricciones sigue aumentando en Shanghái, el centro financiero y comercial chino que alberga a 25 millones de personas.

Los vídeos en las redes sociales muestran a personas que se asoman a las ventanas de Shanghái para golpear ollas y sartenes en señal de rabia o que tocan con flautas y trompetas “¿Oyes cantar al pueblo?”, un himno de protesta del musical “Los Miserables”.

Tratando de evitar un destino similar actuando con antelación, Pekín inició el lunes los controles masivos de 3,5 millones de personas en su distrito más poblado, Chaoyang. Al final del día, las autoridades enumeraron otros 10 distritos y una zona de desarrollo económico para realizar pruebas obligatorias esta semana, abarcando un total de 20 millones de personas y ordenando que 16 millones se sometan a pruebas el martes.

Las órdenes llegan días después de que se detectaran decenas de infecciones. Shanghái esperó cerca de un mes y más de 1.000 casos antes de lanzar las pruebas en toda la ciudad a principios de abril.

Liu Wentao, un cocinero de Pekín, dijo que le preocupaba la rapidez con la que se estaba propagando el COVID-19, pero que confiaba en que la capital podría hacerle frente.

“Los controles del virus son más fuertes que en otros lugares, no creo que ocurra lo mismo que en Shanghái”, dijo de camino a hacerse las pruebas.

Pekín registró 33 nuevos casos de COVID-19 el 25 de abril, frente a los 19 del día anterior, sin que se hayan notificado muertes hasta ahora en el brote. El número total de casos es minúsculo en comparación con los cientos de miles de casos de Shanghái.

Shanghái informó de 52 nuevas muertes por COVID-19 el martes, frente a las 51 del día anterior. Esto eleva la cifra oficial de muertes a 190, todas ellas registradas a partir del 17 de abril, aunque muchos residentes han declarado que sus familiares o amigos murieron tras contraer COVID-19 ya en marzo, lo que pone en duda las estadísticas.

En la capital, las escuelas, las tiendas y las oficinas permanecieron abiertas, pero el emblemático templo de Lama dijo que estaría cerrado a los turistas a partir del miércoles, mientras que el Gran Teatro Nacional de China cerraría durante el resto del mes.

Las autoridades han instado a los residentes a que se abstengan de salir de la capital y eviten las concentraciones con motivo de las próximas vacaciones del 30 de abril al 4 de mayo, Día del Trabajador.

MAL TIEMPO

En Shanghái continuó la aplicación estricta de las medidas, pero los planes de realizar un ejercicio de pruebas de PCR en toda la ciudad se vieron algo desbaratados por la previsión meteorológica, ya que se espera que caiga granizo más tarde.

Aunque las autoridades afirman haber relajado algunas restricciones, la mayoría de los habitantes de Shanghái siguen confinados en sus casas o no pueden salir de sus complejos residenciales. Incluso los que pueden salir tienen pocos lugares a los que ir, ya que las tiendas y la mayoría de los otros lugares están cerrados.

En las zonas en las que se permite salir de casa, se pidió a los residentes que se hicieran las pruebas rápidas de antígeno por su cuenta, en lugar de hacer cola para las pruebas de PCR bajo la lluvia. En el resto de Shanghái, las pruebas PCR diarias seguían siendo obligatorias.

Los vídeos en línea mostraban techos con goteras en los centros de cuarentena. Representantes consultados dijeron el martes que realizarían trabajos de mantenimiento.

El prolongado confinamiento ha alimentado la frustración por la pérdida de salarios, la separación de las familias y las condiciones de cuarentena, así como el acceso a la atención médica y a los alimentos y los residentes tienen dificultades para deshacerse de la basura y hacer trámites básicos.

El gobierno de Shanghái no comentó inmediatamente los signos de creciente descontento.

Los nuevos casos asintomáticos y sintomáticos se redujeron ligeramente a 15.319 y 1.661, respectivamente, mientras que los casos fuera de las zonas en cuarentena se mantuvieron estables en 217. Otras ciudades chinas que han estado bajo confinamiento empezaron a suavizar las restricciones una vez que esos casos llegaron a cero.

Las acciones chinas rebotabon desde mínimos de dos años el martes, con los mercados centrando su atención en la posibilidad de un mayor estímulo político, ya que los casos de COVID-19 de Pekín ensombrecen aún más las perspectivas de la segunda mayor economía del mundo.

Sin embargo, se espera que las repercusiones de un eventual confinamiento en Pekín sean mucho menores que las de la potencia económica Shanghái.

“Si se produce un confinamiento en Pekín, creo que tiene menos impacto en las empresas porque la mayoría de estos puestos pueden realizarse desde casa”, declaró a Reuters Jörg Wuttke, presidente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea, con sede en Pekín.

“Hay menos transporte en camión, hay menos paquetes, hay menos producción en marcha”.

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