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7 jul (Reuters) – Fósiles hallados en Argentina de un dinosaurio con una enorme cabeza cubierta de protuberancias y crestas que recuerdan a una gárgola están proporcionando información sobre la evolución de algunos de los dinosaurios depredadores más grandes de la Tierra, como una curiosa tendencia a tener brazos cortos.

Los científicos dijeron el jueves que descubrieron en la Patagonia muchos restos de una especie previamente desconocida llamada Meraxes gigas, entre ellos uno de los cráneos más completos de un gran dinosaurio carnívoro jamás encontrado.

Meraxes, que vivió hace unos 90 millones de años durante el Período Cretácico, medía aproximadamente 11-12 metros de largo y pesaba alrededor de 4 toneladas métricas.

Todos los dinosaurios carnívoros pertenecían a un conjunto bípedo llamado terópodos. Meraxes era miembro de un linaje de terópodos llamados dinosaurios con dientes de tiburón -carcarodontosáuridos-, que incluían al Gigantosaurus, aún más grande, también de la Patagonia, y al Carcharodontosaurus, de África.

El cráneo de Meraxes medía más de 127 centímetros (cm),según el paleontólogo Juan Ignacio Canale, del estatal Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y el Museo Paleontológico Municipal Ernesto Bachmann, y autor principal del estudio publicado en la revista Current Biology https://www.cell.com/current-biology/fulltext/S0960-9822(22)00860-0.

“Muchos de los huesos de la cara y el techo del cráneo estaban cubiertos de protuberancias, crestas y surcos, lo que le daba una apariencia sorprendente, como de una gárgola medieval”, dijo el paleontólogo de la Universidad de Minnesota y coautor del estudio Pete Makovicky.

Meraxes, cuyo nombre hace referencia a un dragón de la serie de ficción “Canción de Hielo y Fuego”, que inspiró el programa de televisión “Juego de Tronos”, poseía fuertes mandíbulas con dientes aserrados de 15 cm y las garras más grandes vistas en cualquier terópodo de gran tamaño.

“Una visión aterradora”, dijo el paleontólogo y coautor del estudio Sebastián Apesteguía, del CONICET y la Fundación Félix de Azara.

A pesar del gran tamaño de su cuerpo, sus brazos medían solo 60 cm de largo, “absurdamente cortos”, dijo Makovicky.

Los otros dos linajes de terópodos del Cretácico, que incluían al T.rex de América del Norte y los abelisaurios, como el Carnotaurus de América del Sur, también desarrollaron brazos regordetes.

Debido a que los restos de otros carcarodontosáuridos estaban incompletos, Meraxes ofreció la primera evidencia de reducción de las extremidades anteriores en este grupo. Los abelisaurios tenían manos con cuatro dedos, mientras que los carcarodontosáuridos las redujeron a tres y los tiranosaurios a dos.

Los científicos se han preguntado por qué tres de los grupos de terópodos más importantes desarrollaron de forma independiente brazos cortos de poca utilidad en la depredación.

Los tres exhibieron una tendencia hacia un mayor tamaño de la cabeza y una disminución del tamaño de las extremidades anteriores, lo que sugiere una fuerte dependencia del cráneo para derribar presas, dijeron los investigadores.

Aunque diminutos en tamaño, los brazos de Meraxes eran fuertes y musculosos.

“A pesar de su apariencia poderosa, es difícil imaginar que se usaran mucho, ya que apenas se extienden más allá del cuerpo y no podrían haber llegado a su enorme boca”, dijo Makovicky.

“Me inclino a pensar que se usaban en otro tipo de actividades, como sujetar a la hembra durante el apareamiento o ayudar a levantar su cuerpo desde una posición boca abajo”, agregó Canale.

Algunos otros linajes de grandes terópodos no siguieron esta tendencia. El enorme Spinosaurus, con un cráneo alargado bien adaptado para cazar presas acuáticas, tenía brazos de una longitud intermedia. Los extraños Therizinosaurus y Deinocheirus, cuyas dietas diferían de las de otros terópodos, tenían brazos relativamente largos con enormes garras.

Los carcarodontosáuridos alcanzaron su máxima diversidad hace unos 90 millones de años y luego desaparecieron repentinamente.

Meraxes no es el más grande de este linaje, pero sus restos son los más completos de los carcarodontosáuridos, con casi la totalidad del cráneo, las caderas y las extremidades, lo que llena algunos vacíos en la comprensión de este grupo.

“Meraxes es importante porque por primera vez nos muestra un dinosaurio carcaradontosáurido, un grupo especial de dinosaurios muy completo. Tan completo que conocemos todo el brazo hasta con los mínimos dedos, todo el pie y la longitud de la cabeza. Tenemos muchísima información y esto nunca había pasado hasta el momento”, dijo Apesteguía.

Basado en las dimensiones del cráneo de Meraxes, los investigadores volvieron a calcular el largo del Gigantosaurus en 168 cm. El Gigantosaurus, el más grande de su linaje, era levemente más largo pero no tan fuerte como el Tyranosaurus rex, que vivió decenas de millones de años después.

Los dinosaurios de este linaje “son bestias misteriosas para nosotros”, concluyó Apesteguía.

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