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En mayo de 1980, hace 42 años, mientras el Perú se aprestaba para celebrar las elecciones generales, en Chuschi, Ayacucho, Sendero Luminoso hizo su primera acción pública. En una rápida incursión destruyó las ánforas y las actas que serían usadas en aquel proceso electoral. Ese fue el inicio de la etapa más negra en la historia nacional. Una pesadilla que se prolongó por más de una década de la más brutal violencia, de un absoluto desprecio por la vida humana por parte de este grupo terrorista que declaró la guerra al país.

Poco a poco fuimos acostumbrándonos a convivir con la muerte. Todo el Perú se convirtió en el escenario de la perversidad y la crueldad senderistas. La masacre de campesinos, religiosos, técnicos, políticos, empresarios, autoridades y sobre todo miembros de las fuerzas armadas fue convirtiéndose en noticia de todos los días.

Lamentablemente la memoria colectiva es frágil y las sociedades se acostumbran rápidamente a los cambios sobre todo si son para mejor. Es así, que tras la derrota militar y política del senderismo por parte del gobierno del presidente Fujimori, poco a poco fuimos olvidando la pesadilla que vivimos. Hoy en día los jóvenes mayoritariamente ignoran lo que fueron esos años.

Todo esto sumado a la infame complicidad de la izquierda, que a través de la siniestra Comisión de la Verdad, de personajes indignos como García Sayán y tontos útiles como Paniagua, ha venido maquillando la verdad, hablando de conflicto armado interno, liberando terroristas, etc.

Es así que surge una especie de historia oficial basada en la vileza de estos aliados  del terror. La llamada izquierda caviar se suma a esta tendencia y hoy en día se pretende equipara el terror con la heroicidad y la legalidad de las acciones con que nos protegieron las fuerzas armadas.

El Lugar de la Memoria, conocido como LUM, en una curiosa coincidencia fonética con la palabra LUMinoso, no es más que la punta del iceberg. Se trata de un centro de adoctrinamiento y apología terrorista.

Han de quedar grabados para la historia de la infamia, los nombres de los promotores de este lugar. Todos los caviares y el entonces alcalde de Miraflores Manuel Masías, que de manera inconsulta, entregó un valioso terreno de propiedad de los vecinos de Miraflores para la construcción de este albañal ideológico.

Las consecuencias de tantos años de engaño y de construcción de una “verdad” a la medida de las izquierdas cómplices del terror es que ahora muchos ya les creen. Una prueba de ello son los desatinos publicados hace un tiempo atrás en la página web del internacional History Channel:

“Sendero Luminoso es fundado a fin de la década del 60 por un grupo de militantes e intelectuales de izquierda liderados por el profesor Abimael Guzmán. Fuertemente arraigado en regiones campesinas pobres y estudiantes universitarios, el grupo es responsable de 35,000 muertes hasta su desarticulación casi completa en la década del 90. Sendero Luminoso provoca el surgimiento de grupos paramilitares de derecha cuyos métodos similares de aniquilamiento y represalia dejan un número semejante de víctimas en la sociedad peruana. El grupo terrorista resurgió en 2003 y aún se mantiene activo en ciertas zonas de Perú”.

Es decir toda la versión caviar en un párrafo. Contra esto es que hay que luchar. La defensa de la realidad, de la verdad histórica, el desenmascaramiento del terror y sus aliados es un deber de todo peruano bien nacido. Más aún ahora que Sendero ha llegado al poder.

The post Por: Luciano Revoredo / Los aliados del terror appeared first on La Razón.