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La crisis institucional y política ha recrudecido los últimos días en Perú, pasando de un posible escenario de concertación entre el ejecutivo y legislativo, a un enfrentamiento directo, con el planteamiento de una nueva constitución por parte de Pedro Castillo (todo el mismo día).

Las razones de este cambio brusco de discurso en menos de 24 horas, si bien están fundamentados en el proyecto planteado por Castillo durante su candidatura y en distintos momentos de su gobierno, puede haberse acelerado debido al desplante que los Comandos Chavín de Huántar, héroes de la patria, le hicieron durante el evento por los 25 años del operativo.

El ejecutivo y legislativo se vienen enfrentando desde que inició el gobierno, pero los últimos días el entrampamiento al que habían llegado parecía insuperable; la tensión sería una constante, pero de eso no pasaría: desde el parlamento no existían los votos para generar una vacancia y el ejecutivo no tenía el respaldo popular para terminar con el orden democrático.

La propuesta de una nueva constitución enviada al parlamento cambia radicalmente las circunstancias y pone a cada uno de los congresistas en una encrucijada respecto a su supervivencia política. En este momento surge la pregunta, ¿cuántos parlamentarios estarán dispuestos a que se realice un congreso constituyente que implica su propia desaparición?

Este escenario responde a la teoría del juego de la gallina, que se basa en el juego popularizado por el cine norteamericano a mediados del siglo XX, en que dos jóvenes avanzan con sus autos hacia un despeñadero, quien frena primero es el gallina y pierde el juego; quien gana, corre el riesgo de caer al abismo.

Bajo esta metáfora, el Ejecutivo ha pisado el acelerador, obligando al parlamento a hacer lo mismo. Esto hace suponer que los escenarios más probables sean uno de los siguientes:

El primero, que el congreso tome la iniciativa y presente un proyecto de ley para realizar un referéndum sobre adelantar las elecciones generales, lo que requeriría de 66 votos (no tan fáciles de conseguir a pesar de todo). Ante lo cual, especulando en base a la línea de acción de Pedro Castillo, se podría asumir que intentaría disolver el congreso, argumentando un intento de golpe de Estado y un “rechazo a la voluntad popular que él y su gobierno representan”. Lo que debería traer una respuesta de las diversas instituciones que conforman el Estado, así como de la sociedad civil, en respaldo de las nuevas elecciones y en rechazo del rompimiento constitucional y democrático.

El segundo, que el parlamento, debilitado y temeroso de ser llamados “golpistas”, tan solo voten contra la propuesta de ir a una asamblea constituyente, ante lo cual, Castillo forzaría otra “negación de facto” como la que, según la narrativa del ejecutivo, se produjo con el gabinete Valer. Siguiendo esta lógica, el gobierno argumentaría dos negaciones de confianza, procedería a cerrar el Congreso, y convocaría a elecciones para una asamblea constituyente. Esto también debería traer una respuesta institucional y civil en contra del rompimiento constitucional y democrático.

Es preocupante, pero dos de los escenarios más probables apuntan a un debilitamiento del sistema democrático, algo que se condice con los resultados del Barómetro de las Américas, que indican que solo el 50% de peruanos apoyan a la democracia como forma de gobierno y, sin embargo, solo un 21% se encuentra satisfecho con la democracia en que se vive.

Queda esperar a ver cuál de los dos poderes toma la iniciativa, y reordena las piezas en este terrible y lamentable juego político.

The post Por Carlos de la Torre Paredes / Todos los caminos llevan a debilitar la democracia appeared first on La Razón.