A inicios de la semana pasada, Pedro Castillo envió un proyecto de ley al Congreso de la República para convocar a una asamblea constituyente, algo que fue tomado con mucha preocupación por gran parte de la población, al punto de que la economía se remeció con el alza del precio del dólar. Pocos días después, se publicó una encuesta de Ipsos, donde solo el 7% consideraba como una prioridad la asamblea constituyente.
Las cifras de esta encuesta pueden sorprender a algunos; sin embargo, dirigir una propuesta de tal envergadura implicaría un liderazgo lo bastante fuerte como para llevarla a cabo. Vizcarra pudo disolver el congreso y encerrarnos por meses porque poseía respaldo popular, Fujimori pudo disolver el congreso y aplicar sus reformas por la misma razón.
Pedro Castillo no tiene ese liderazgo, el más de 75% de rechazo en las encuestas lo prueba. Las causas son múltiples: su gobierno muestra serios problemas de gestión, que afectan a todos, y se ha visto enredado en demasiados escándalos de corrupción en muy corto tiempo.
Pero son los problemas de gestión los que más afectan la narrativa del Ejecutivo y reducen el liderazgo del presidente. Un error recurrente es la designación de diversos funcionarios con serios cuestionamientos profesionales y éticos, que han asumido posiciones importantes dentro del aparato público sin estar capacitados para ello. Por otro lado, el alza de precios en los combustibles y los granos debido a la guerra entre Ucrania y Rusia, que ha generado una situación de incertidumbre y escasez, dificulta el respaldo de los agricultores al gobierno, quienes además manifiestan sentirse engañados con la supuesta segunda Reforma Agraria.
El incremento en el precio de los fertilizantes a casi el triple está golpeando duramente al campesinado y, al no existir una respuesta contundente y viable por parte del Estado, se está poniendo en riesgo la seguridad alimentaria del Perú para el 2023, debido a que, en la próxima campaña grande de siembra, el área de tierra sembrada se podría reducir hasta un 40%, tal como lo ha advertido Conveagro.
Este contexto perjudica los planes de Perú Libre de lograr gestar una asamblea constituyente, lo que parece haber llevado al presidente del partido a dar sendas entrevistas para respaldar su propuesta; ante la falta de liderazgo de Castillo, Cerrón parece asumir que le toca encargarse de encaminar la transformación política del país. Su accionar y sus declaraciones debilitan más el liderazgo de Castillo y lo empoderan a él. Para lo cual ha venido preparando el terreno con movilizaciones sociales que, sin embargo, no han tenido el impacto que esperaba.
A la fecha, el fenómeno de lo sucedido en Chile con su proceso de asamblea constituyente no parece capaz de ser replicado en el Perú, aunque los intentos de Perú Libre por generar las condiciones para lograrlo se perfilan como una constante para lo que resta de gobierno. Es probable que esto mantenga la tensión política, que seguirá impactando negativamente en la economía y en la gobernabilidad, y debilitará cada vez más la democracia, bajo el riesgo de que, en algún momento, la tensión se rompa.
Existe una gran posibilidad de que Perú Libre siga fomentando movilizaciones sociales y las utilice como mecanismo de acción política para posicionar a sus candidatos en los siguientes comicios regionales y municipales, algo que, por venir del propio partido de gobierno, podría contar con grandes cantidades de recursos.
Queda esperar las estrategias de posicionamiento de los demás actores políticos frente a este escenario.
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