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Las pérdidas económicas de las personas en Kiev fueron un golpe fuerte en Ucrania.

En la habitación del expresidente Víktor Yanukóvich en su residencia a las afueras de Kiev no hay ni rastro de los picasso o aivazovski que colgaban de sus paredes. Sí quedan los gigantescos vestidores vacíos en los cuales la novia del jefe poseía un rincón con capacidad para un millar de anillos. O adornos como un caballo de Lladró y muchas, muchas televisiones. En los 2.500 metros cuadrados en los cuales la pareja vivía más que cómodamente había hasta 18 artefactos Samsung, a veces diversos en una misma habitación. Los libros, sin embargo, eran fundamentalmente inexistentes.

Empero los objetos más importantes —obras de arte, muebles, joyas— por el momento no permanecen aquí. Se los llevó el expresidente en su huida acelerada a Rusia, a lo largo de la revuelta del Maidán de 2014 que transformaría la historia de la nación. Quien tenga curiosidad, en YouTube puede consultar cómo los asistentes de Yanukóvich cargaron camiones a lo largo de 3 días para sacar de la nación el botín fruto de la rapiña de muchos años. Tras su marcha, habitantes en shock entraron en la mansión para hallar la ostentación sin rubor en la que vivía su jefe.

La vivienda donde Yanukóvich pasaba sus días de relax es muchísimo más que una vivienda. No solo pues en las 150 hectáreas de la Residencia Mezhyhirya hubiera espacio para un zoológico —con sus simpáticos avestruces que hoy siguen allí, impávidos frente a los sobresaltos que vive Ucrania—, un museo con los automóviles de lujo que coleccionaba el expresidente, un helipuerto, una pista de tenis, 2 grandes campos de golf, un spa con numerosas saunas y 40 artefactos deportivos, un campo de tiro, infinitas fuentes y lagos e inclusive una montaña artificial con su cascada.

Todo lo mencionado, solo para el ser humano que regía Ucrania y su novia. Si sus hijos le visitaban, dormían en otra vivienda. El mandatario ruso, Vladímir Putin, además disponía de otra residencia en el complejo por si iba a Kiev. Y en los banquetes con varios comensales, un barco-comedor acogía a los invitados. “Durante la obra, se estimaba que todos los días de obras costaba 2 millones de dólares. Podría ser imposible calcular el costo de todo esto”, certifica el guía Genadii Nikolaenko.

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