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En el año 1967, a un poco más de dos décadas del acuerdo de Bretton Woods en que se fijó al dólar por US$ 35 la onza troy, el presidente peruano Belaunde  declaró que una devaluación de nuestra moneda era traición a la patria.

Luego vino con lo del peso andino. Los franceses llamaban por esa época a lo del dólar como   un privilegio exorbitante. Y, en 1971 Nixon no pudo sino romper el acuerdo de paridad del dólar adoptado en 1944 en Bretton Woods.

En el 2008 se optó por inundar el mundo del billete verde con la FED y su flexibilización monetaria. Hay mucho escrito sobre esto.

Peter Coy para el NY Times, señalaba hace poco que hay más de 100 monedas, desde el kwanza angoleño y el ngultrum de Bután hasta la suma de Uzbekistán y el vatu de Vanuatu.

Ello desalienta el comercio y la inversión al inyectar incertidumbre en las decisiones comerciales.

El profesor del MIT Charles Kindleberger, postulaba al dólar como única moneda mundial por una serie de razones y tuvo detractores pese a que educó a Robert Mudel, premio Nobel, y se enfrentó a Milton Friedman.

Estuvo en desacuerdo con los keynesianos, que no les gustaba mantener sus monedas sincronizadas con el dólar.

Cuando Nixon puso fin a la convertibilidad en 1971 y abandonó los intentos de estabilizar los tipos de cambio en 1973, Kindleberger calificó la abdicación de Nixon del papel de Estados Unidos en el sistema monetario como un «crimen».

Hay un libro excelente de Perry Mehrling, de la Universidad de Boston, sobre la biografía del dólar basado en lo de Kindleberger.

En nuestro peculiar mundo, Lula Y Fernández presidentes de Brasil y Argentina quieren crear una moneda común llamada «sur».

No es de extrañar que el proyecto dominara los titulares de los medios económicos europeos. Eso en frío eso es locura y tontería.

Hace más de cincuenta años, la idea de una moneda común ha alimentado las fantasías de los políticos, pero de estos intentos no ha salido más que material para trabajos académicos.

Brasil y Argentina tienen diferentes políticas monetaria y fiscales y adolecen de un sistema de mercado común.

Amén de una inflación del 5% y otra de casi 100% y que Brasil tiene más de US$ 300.000 millones de reservas y Argentina debe más de US$ 40.000 millones al (FMI),de cuyo goteo pende. Para qué decir más che querido, para qué.

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