El papa Francisco sorprendió a las reclusas de la prisión femenina Rebibbia, en Roma, al llegar desde su silla de ruedas a replicar la escena que tuvo Jesús con sus discípulos en la Última Cena.
En el marco del Jueves Santo, el sumo Pontífice se colocó un mandil y lavó los pies de 12 internas, y por si eso fuera poco, también besó los pies de las féminas.
“Todos tenemos pequeños o grandes fracasos. Todos tenemos una historia, pero el Señor nos espera siempre con los brazos abiertos y no se cansa nunca de perdonar”, señaló el papa Francisco.
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En el vídeo que se difundió en Internet, las mujeres elegidas estaban emocionadas y llorando al formar parte de esta conmemoración a la última noche previa la Pasión de Cristo. Entre las palabras del pontífice resaltó que Jesús “había venido para servir y no para ser servido”.
“Jesús perdona todo, Jesús perdona siempre, solo espera que nosotros pidamos perdón. Ahora haremos lo mismo que hizo Jesús, que es lavar los pies, que es un gesto que llama la atención sobre la vocación del servicio. Pidamos al Señor que haga crecer en todos nosotros la vocación del servicio“, añadió.
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