En la mirada de Carlos Tello Aliaga conviven el amor por su Patria y por su familia, con la ambición de luchar siempre por el Perú. Se nota que ha sacrificado mucho por la Pacificación, pero también que lo volvería a hacer mil veces más, con el mismo amor y la misma ambición.
Almirante, se ha hablado de que se politizó el operativo Chavín de Huántar para desacreditar la lucha contra el terrorismo. ¿Cómo lo sintieron ustedes que estuvieron en el lugar de los hechos?
Cuando Alberto Fujimori sale del poder, la consigna de sectores caviares era destrozar todo lo que era Fujimori. Como uno de los logros de Fujimori era esta operación, entonces nos presionan a nosotros para que nosotros acusemos a Fujimori, que digamos que nos dio la orden de asesinar terroristas rendidos. Él nos había dado la orden de rescatar a los 72 rehenes, y se cumplió, claro que abatiendo a los terroristas que atacaban.
Se comentaba que debieron capturar a los secuestradores del MRTA…
Era un tema implícito de una operación de rescate. Uno sabe lo que tiene que hacer, pero es una operación muy cruda, no en el sentido de que uno no tiene tiempo para capturar o detener como lo hace un policía en un operativo regular. El general Hermoza me había dicho que sería bueno capturarlos, pero le dije que eso no era viable, porque mientras uno de ellos alza la mano, otro me puede disparar o a los rehenes.
¿Cuál fue su papel?
Yo era jefe de la unidad antiterrorista de la Marina de Guerra, y pasé a ser parte del Estado Mayor para incursionar en la residencia. El manejo de explosivos para abrir los accesos. Con el aporte de los mineros que hicieron el túnel colocamos una carga, de tal manera que fracciones la loza, e ingresar.
¿Una carga débil no servía, y una carga excesiva podía ser peor?
Hay algo que que no es muy conocido. Me presionaron mucho para poner una carga mayor, para asegurarnos de matar a los terroristas en el primer golpe.
¿Quién lo presionó?
En eso insistió el presidente y luego Montesinos. Me negué rotundamente. Toda la estructura podía ceder, y eso fue lo que yo discutía con el presidente. Hicimos dos pruebas, en la réplica que indicaban que los terroristas no morirían cuando estalle el piso, pero quedarían aturdidos. Un comando vio que ellos podían subir las escaleras disparando para buscar a los rehenes, pero eso no le gustaba al presidente.
¿Pudo convencerlo?
Comenzamos a hablar y me decía “yo tengo que asegurarme que en el primer golpe la amenaza esté neutralizada”. Yo le explicaba que la onda expansiva era suficiente para que ingresen los comandos con sus armas, que con una carga mayor colapsa el techo, las paredes o la escalera.
Supongo que el presidente también estaba presionado…
Entonces me dice: “Yo soy el presidente y yo le estoy dando una orden”. Entonces le dije: “Sí, pero yo soy el técnico explosivo, y si hay algún problema, yo voy a la cárcel”. Además, todas las lunas dentro de la residencia eran blindadas, y todo el impacto de la explosión iba a quedar en ese ambiente que es lo que quería hacer. Entonces, él me insistió y yo me quedé callado.
¿Cumplió esa orden?
Cuando ya se toma la decisión de ingresar era aniversario de las Fuerzas Especiales del Ejército, y se convocó al Estado Mayor. Llego con uniforme, pero veo las botellas de whisky cerradas. Comíamos casi en silencio, y de repente me llaman. Era el asesor del presidente. Montesinos me pone la mano en el hombro y me dice: “Hermano, esto ya no va para más y tengo la orden del presidente de que comience la operación. Entonces tú no hables con nadie, busca a tu gente y comienza a colocar tus cargas explosivas y cuando estés listo me pasa la voz para que el resto de la unidad vaya y ocupe, su puesto no hables con nadie y quiero que pongas el doble de explosivos que es lo que quiere el presidente”.
¿Se iba a la cárcel por desobediencia?
Le dije que eso ya estaba calculado, y me dice que me tome mi tiempo. Le expliqué que eso ya estaba definido con un cálculo matemático, que no era una cantidad al azar. Me quitó la mano y me dio a entender que me bajaban el dedo. Regresé a la reunión y me retiré, y al final se hizo según los cálculos, no según la política.
Al final, usted tuvo razón…
Se había dado la orden contra mí, pero menos mal que me enteré después de que, bueno, el operativo fue un éxito. Lógicamente iba a ir preso y a la baja si no salía bien.
¿Qué opina usted que saquemos estos cómics?
Es bueno acercar la historia un poquito más a la gente que tal vez no estaba tan informada en algún momento. Mira el problema que estamos pagándolo. Nuestra generación ha fracasado en el sentido de no haber transmitido todo lo que vivimos no solamente en los militares, sino todos los que pertenecemos a esta generación que hemos vivido todos los apagones todos los asesinatos, el no poder hacer una vida normal. No hemos transmitido lo que hemos vivido, al punto de que haya la posibilidad de que repita la violencia, como ya estamos viendo en las calles.
Pedro Castillo logró una gran votación, a pesar de sus vínculos con el Movadef…
Eso es inaceptable, que elementos de Sendero Luminoso lleguen al poder. Incluso hay grupos que justifican la violencia, sea contra un político o un abogado (se refiere al ataque a Humberto Abanto). Hemos hemos dejado que el que perdió la guerra, como los terroristas y esta izquierda, con convenios por dinero, hayan contado su historia donde los malos de la película somos nosotros o en el mejor de los casos nos ponen de igual a igual a las fuerzas del orden con Sendero o el MRTA.
¿Cómo combatir eso?
Esos sectores viven de eso porque es un negocio. Lo siguen haciendo en la Universidad Católica, donde hablan tonterías de la Comisión de la Verdad como si fuera una gran cosa. Fue una pérdida de dinero y una burla y una falta de respeto para las Fuerzas Armadas porque nunca nos hablaron de nosotros. Yo estoy enjuiciado por el informe de la Comisión de la Verdad, a pesar de que nunca me tomaron una entrevista. Yo me apasiono por este tema porque tengo mi formación militar aunque ya no estoy en actividad, pero la guerra no ha terminado.
¿En qué sentido no ha terminado, almirante?
La guerra contra el terrorismo ahora también es cultural. No podemos quedarnos callados cuando falsos intelectuales presentan a los terroristas como que fueron luchadores sociales. Fueron unos vulgares asesinos, terroristas miserables que mataban gente en el campo y en la ciudad. Ahora están coludidos ahora con el narcotráfico, pero estamos tratando de recupera el tiempo haciendo la batalla cultural. Yo he tenido que esperar 32 años para poder hablar y decir la verdad. Entonces estas iniciativas como la de EXPRESO son importantes porque están contando lo que realmente pasó y están desenmascarando lo que realmente fueron, unos vulgares terroristas asesinos.
¿La batalla cultural es solo contra el terrorismo?
La colección que están lanzando es importante. Existe el país que no conoce su historia está expuesto a repetirla, y esto está pasando. Entonces, estas iniciativas son parte de la batalla cultural que nosotros tenemos que hacer, no solamente para el tema del terrorismo, sino para el aborto, la ideología de género y de todo este tema que los progresistas impulsan contra la libertad y la economía de libre mercado, que como un país civilizado tenemos que apoyar.
Con lo que me ha contado, habrá que contar muchas más cosas…
Así es. Así no les guste, desde la decisión del presidente Fujimori hasta el último hombre del Ejército que nos ayudó. Más allá de las discrepancias, si el presidente Fujimori no toma la decisión, no hay operación. El operativo fue todo un trabajo de equipo. Como siempre digo, esto es cuando la Fuerza Armada y su pueblo están unidos con un solo objetivo, que en este caso era la la rescatar con vida a los rehenes y la pacificación.
¿Usted también ha dado charlas en el extranjero sobre Chavín de Huántar?
Todo el mundo aplaudió esta operación, y es una muestra de que los peruanos somos capaces de hacer pese a nuestras limitaciones.
Exposición fotográfica
El último lunes se inauguró una exposición fotográfica en el Congreso de la República, en recuerdo de esta operación de 1997, reconocida en el mundo entero. El legislador José Williams Zapata, líder de los comandos, resaltó la difusión de estos hechos entre los jóvenes.
Unidad anti terrorista
Carlos Tello era capitán de corbeta cuando enfrentó la responsabilidad de liderar la unidad antiterrorista de la Marina de Guerra. Este grupo recibió capacitación de expertos de Israel y Estados Unidos, con la cual forjó una técnica mixta adaptada al Perú. De esta manera, lograron vencer al terrorismo no solo en la residencia del embajador japonés Morihisa Aoki.
Esposa de Carlos Tello sabía que se preparaba para morir
Uno de las situaciones más incomprendidas fue el sacrificio que los comandos tuvieron que hacer para salvar a los 72 rehenes. Tal vez el más difícil fue esconderle a la mujer que amaban que desaparecían durante días para entrenarse.
“Yo iba a estar cerca de la salida del túnel, y eran varios kilos de explosivos que iban a detonar. Yo iba a estar a unos nueve metros. Había la posibilidad de que algo salga mal, y pensé cómo me enterrarían, tal vez con una pierna o brazo diferente. Fui a mi casa y saqué mi torta”, cuenta el almirante Carlos Tello.
Se refiere a un par de placas metálicas iguales, que se ponen en el pecho y en una extremidad, en caso de que el cuerpo vuele en varias partes.
“Justo cuando me las pongo, mi esposa se da cuenta de que yo lo estoy sacando. Me pregunta para qué me los pongo, entonces les digo que los del Ejército son jodidos y tienen inspección, y todos tenemos que llevar esto”, agrega el marino. Su esposa no le creyó, pero lo dejó ir respetando su juramento de morir por la Patria.
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