Super Mensajes

Un día como hoy hace un quinquenio, se elevó a la eternidad Alan García Pérez, dos veces presidente de la República, era miércoles vísperas de Semana Santa.

En horas de la madrugada se había montado no un operativo, sino un espectáculo grotesco con cámaras de América TV, incluida una reportera acompañada de miembros del Ministerio Público que tocaron la puerta de su residencia en Miraflores. La intención era detenerlo, ponerle chaleco antibalas y marrocas, y humillarlo públicamente.

Alan García, horas antes de dispararse, en entrevista con RPP Noticias, señaló: “Es una situación fea y si la patria llega a convencerse de que tengo algo de qué pagar, pues es la patria… Así como la he servido y he hecho cosas por ella, yo no estoy aquí para refunfuñar y odiar. Confío en la historia. Soy cristiano. Creo en la vida después de la muerte. Creo tener un pequeño sitio en la historia del Perú”, ocurrió ad portas de su muerte.

En aquella entrevista, desestimó las acusaciones en su contra de la Fiscalía, sosteniendo “Todo es especulación, y con especulaciones no se priva a una persona de su libertad. Ni siquiera de manera preliminar”, sentenció y retó a que se le muestren “las pruebas” que lo acusen directamente.

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El expresidente ya había redactado una carta de despedida, una de sus hijas leyó en Viernes Santo, en el velorio el mensaje de su padre: “No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza (…). Por eso repetí: otros se venden, yo no. He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos. Jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones. Por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse”. Al despedirse, Alan García pidió a “Dios” al que va “con dignidad”, que “proteja a los de buen corazón y a los más humildes”.

Amigos, aliados y líderes de todo el espectro político asistieron a partir de la noche del miércoles al velorio de Alan García en la sede del APRA y el Viernes Santo un mar humano acompañaron el cortejo fúnebre.

En su último Mensaje a la Nación en el Congreso de la República, el 28 de julio de 2010, Alan García afirmó: “Señor presidente, este es el último mensaje que dirijo como presidente de la República al Congreso, y porque en este quinto año nuestro pueblo afirmará la continuidad electoral de la libertad y la democracia, anuncio mi decisión de convocar a elecciones presidenciales y parlamentarias para el próximo domingo 10 de abril del año 2011 y, al hacerlo, comprometo ante el país la más absoluta neutralidad del sector público, de los ministerios y organismos, de las regiones y los municipios para garantizar la mayor limpieza del proceso y, con ello, la más clara expresión de voluntad de nuestro pueblo”, ese eran Alan García el demócrata a carta cabal, el hombre íntegro.

“Finalmente, señor presidente, al terminar este quinto y último mensaje, reitero mi agradecimiento a Dios todopoderoso y al pueblo peruano. Creo que vamos por un excelente camino y que, quien me suceda, cualquiera sea, encontrará bases muy sólidas para continuar edificando un país más justo, más desarrollado y que tenga el rol conductor en la América del Sur. Y permítanme, señores, en la confidencia de este último mensaje, recordar a mi padre, Carlos García Ronceros, muerto hace ya 16 años en mi ausencia, él fue combatiente de la democracia, estuvo 8 años preso, 4 años desterrado y 4 años clandestino al lado de Haya de la Torre“.

“Él vio con preocupación el fin de mi primer gobierno y sufrió amargamente por las acusaciones deshonrosas que entonces se me hicieron. En este momento invoco su presencia a mi lado y al lado de mi madre, Nytha Pérez, para que compruebe que el Perú avanza y para que compruebe su espíritu que las viejas ilusiones de los luchadores para dar al pueblo una vida con mayor bienestar y justicia se van cumpliendo poco a poco por el camino correcto del pan y la libertad como a él y como a mí nos lo enseñó Haya de la Torre”.

¡Cuánta falta hace hoy Alan García! Cuando la patria bendita se derrumba. Al estadista, al demócrata y sobre todo al amigo, que por dignidad prefirió suicidarse que ser parte de un circo morboso montado, una oración elevada al cielo en fecha tan significativa y un clavel blanco lanzado a la eternidad.

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