Desde el año 2005, los distintos gobiernos que se sucedieron han llevado únicamente el gas al extranjero, a Lima y a algunas ciudades de la costa. Cual chiste cruel, pese a que Camisea se halla en La Convención, el gas no ha llegado ni al Cusco ni a ningún pueblo del sur peruano, pues allí no hay gasoducto ni conexión domiciliaria; y no ha habido voluntad política de hacerlo realidad.
Ahora ocupa un lugar prioritario en la agenda nacional y, en concordancia con el Plan Bicentenario, el gobierno anuncia que empezará a renegociar el contrato sobre Camisea para llevar gas barato a todos los peruanos. Negociación a efectuarse en el marco del Estado de derecho, articulando la inversión privada y pública, anteponiendo el interés nacional y no de grupos particulares.
Es decir, pasaremos a una etapa de gestión soberana de nuestros recursos naturales, opuesta al entreguismo que agacha la cabeza frente a las empresas transnacionales.
La derecha política y económica que hoy pone “el grito en el cielo” cuando escuchan que se revisará y renegociará el contrato de Camisea, sufren de amnesia. Esto fue planteado por Humala (2006 y 2011); durante la campaña electoral del 2016 fue asumido primero por Verónika Mendoza y Barnechea, sumándose la Sra. K y Kuczynski, en un contexto en que, según una encuesta de Datum (mayo de dicho año),el 76% de la población expresaba su acuerdo con la revisión y renegociación de los contratos del gas con empresas extranjeras.
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Este año también fue enarbolado por el ahora presidente Castillo como parte de un proyecto soberano en democracia. Existen estudios serios sobre el tema, fundamentando por qué necesitamos cambios estructurales encaminados para garantizar nuestra soberanía. Menciono dos: el congresista izquierdista Manuel Dammert escribió “Desnacionalización, privatización y saqueo del petróleo y gas peruanos” y el 2019 Marusia Ruiz Caro publicó “El gas de Camisea: su historia, su realidad y las perspectivas para el sur andino”.
El mensaje del 28 de julio del presidente Castillo retomó lo planteado, afirmando: “…que se acaben los abusos de los monopolios, de los consorcios que corrompen y cobran sumas artificialmente elevadas por los bienes y servicios básicos, como ha sucedido con el gas doméstico y las medicinas…”.
Entonces, la renegociación de los contratos lesivos al interés nacional es justa y necesaria y urge que el gas barato se masifique y llegue a las familias peruanas. En ese marco se abre la posibilidad de la nacionalización, que significa poner a disposición del país los recursos, que es diferente a estatizar (el Estado se apropia de la empresa) y a expropiar (el Estado asume una propiedad indemnizando).
Esto forma parte de la refundación de nuestro país y la construcción de una República de ciudadanos. Marchamos por un camino soberano, el entreguismo va quedando atrás.
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🔵🔴 “Perú ha resistido también una emigración surgida desde Ecuador, Colombia con una ruta que lleva primero a Bolivia…”.https://t.co/nvFTcFvQ98
— Exitosa Noticias (@exitosape) September 27, 2021
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