A pocos días de celebrarse el Bicentenario de la Independencia del Perú y de iniciarse un nuevo gobierno, el país es sacudido por un nuevo caso de corrupción que no solo traspasa los límites de la ambición por el dinero, sino que de por medio se ha traficado con la vida de personas afectadas por el coronavirus y que en estado grave requerían de una cama UCI para salvarse.
Tras un seguimiento que se inició en el mes de marzo, la Policía Nacional y el Ministerio Público han puesto al descubierto una red criminal acusada de cobrar hasta 82 mil soles por una cama UCI en el hospital Guillermo Almenara de Essalud.
En la intervención se ha detenido a nueve personas, pero las investigaciones continúan para dar con todos los que integren esta organización delictiva que, incluso, tendría médicos entre ellos.
Este es un hecho por demás condenable, un crimen sin nombre, porque se ha traficado con la vida de personas en estado grave y merece la más severa sanción penal. Pero este es uno más de los tantos casos de corrupción que se han presentado en plena pandemia, que involucran a instituciones del Estado y al propio gobierno del vacado expresidente Martín Vizcarra, quien es también investigado por la Fiscalía por el caso ‘Vacunagate’ y pruebas rápidas.
Todos estos hechos merecen el repudio total del país, y merecen drástico castigo, pero llama la atención que hasta el momento no se conoce de denuncia formal alguna contra los sindicados. La Fiscalía debe pronunciarse por el avance de todos los casos de adquisiciones irregulares de mascarillas, pruebas rápidas, implementos de protección para el personal de la salud y de la Policía, entre otras.
Ya es tiempo que la corrupción se sancione drásticamente. No podemos seguir con denuncias e investigaciones que solo ganan titulares. Según las estimaciones de la Contraloría General de la República, el país pierde unos 23 mil millones de soles al año por culpa de este flagelo.
Estamos próximos al inicio de un nuevo gobierno que presidirá el profesor Pedro Castillo, con el que debe empezar también el cambio profundo que esperan los peruanos para salir de la grave crisis sanitaria, económica, política y social en que se encuentra el país.
Y uno de los desafíos de esta nueva administración es derrotar a la corrupción, enfrentarla con decisión política desde el primer día. El presidente electo debe ser quien lidere esta lucha, tal como lo prometió durante la campaña electoral.
Ha llegado el momento de extirpar este cáncer de la sociedad. Pedro Castillo debe encabezar esta lucha con mano dura para combatir a todos los corruptos, sea quien sea y caiga quien caiga. No permitamos que la corrupción siga dañando al país, a la sociedad, a las instituciones y al sistema democrático, pero además vulnerando los derechos de las personas. Es momento de la acción.
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