El Banco Mundial ha mejorado su previsión de crecimiento de nuestra economía a 10.3% para el 2021, explicado por un mayor crecimiento de la economía mundial y el incremento del precio de los minerales, siendo la “cereza en el dulce”, el superciclo del precio del cobre, que ha logrado un récord histórico, la libra oscila entre US$ 4.30 y US$ 4.60, la pregunta es ¿Qué hacemos con la “gallina de los huevos de oro”?
Las guerras y desastres apocalípticos, como la pandemia, constituyen ciclos que ofrecen una oportunidad. Entre los años 1913 y 1919 el Perú creció 4.3% y luego vinieron los felices años veinte; explicado por el contexto de la primera conflagración mundial (1914-1918),el inicio de la guerra fue un duro golpe a la economía nacional, pero luego llegó una situación de relativa prosperidad, por la demanda de materias primas para el avituallamiento bélico y en la posguerra, para la reconstrucción de los países inmersos en el conflicto. Más tarde, pos segunda guerra mundial (1939-1945),EE.UU. implementó como estrategia geopolítica y económica el famoso PLAN MARSHALL, para ayudar a la reconstrucción de Europa occidental y los países devastados por el conflicto; entre 1948 y 1952 Europa vivió el máximo crecimiento de su historia, lo que tuvo un gran impacto positivo en nuestra economía, por el incremento de las exportaciones; a ello se sumó la guerra de EE.UU. con Corea (1950-1953),en ese periodo las exportaciones crecieron 16%. Fue un tiempo próspero, se construyeron grandes unidades escolares y hospitales.
Hoy, que los países desarrollados empiezan a reconstruir su economía a mayor velocidad que los nuestros; aunque todavía, bajo los estertores de la pandemia, originada por la Covid-19, empieza un nuevo ciclo para el Perú, debemos aprovecharlo, destrabando los proyectos mineros que han quedado en el tintero, impulsando nuevos proyectos y explotando todo nuestro potencial para duplicar la producción de cobre en los próximos años. No nos quedemos en el andén viendo pasar el tren.
Lo que tenemos que hacer, es incentivar las inversiones, lograr mayor escala en la producción, lo que implica, mayores exportaciones=mayores divisas y mayores utilidades=mayor recaudación. Incrementar los impuestos desalentaría las inversiones, no olvidemos que el 92% de los proyectos son de capital extranjero, en términos coloquiales diría: no es momento de “exprimir la misma naranja”.
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