El presidente Castillo en su informe por los 100 días de gobierno anuncio más de lo mismo. ¡Populismo! copia y pega de las propuestas y medidas aplicadas por sus congéneres. Es decir, subsidios para levantar su alicaída imagen, el bono Yanapay, representara 5500 millones de soles y el subsidio a la planilla para los trabajadores que perciben hasta 2000 soles, equivaldría a 3 mil millones de soles. Lo mismo aplicaron Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia para afianzarse en el poder y lograr su reelección. Evo Morales el año 2018, ad portas de su frustrada cuarta reelección, otorgo una doble gratificación a fin de año a los trabajadores del sector público y privado, so pretexto de haber logrado el proyectado “Crecimiento económico” respecto a junio del 2017, para el efecto creó el programa “Beneficio extraordinario” o también denominado “Esfuerzo por Bolivia”, con un nulo impacto en la economía. Por estos lares, a imagen y semejanza, se anunciaron los programas de subsidio por Castillo, cuando de lo que se trata es de inyectar dinero al aparato productivo para reactivar la economía de la micro y pequeña empresa y apalancar el crecimiento desde abajo.
Esta fórmula clientelista le significa al Estado miles de millones de soles, vía endeudamiento externo; a la sazón, hace dos semanas se han emitido bonos al mercado global por 4 mil millones de dólares, y recientemente se han vuelto a emitir bonos por mil millones de euros, equivalente a 1 150 millones de dólares. Para el efecto se ha modificado el Marco Macroeconómico Multianual, con el propósito de financiar el presupuesto del año 2022. Estas medidas pasarán factura en los próximos años, pues se están financiando estos programas y las transferencias a los gobiernos subnacionales para ejecución de obras de baja intensidad, a sabiendas de la poca capacidad e ineficiencia del gasto por estos órganos del gobierno con endeudamiento.
Amén, de estos despropósitos que denotan improvisación y falta de lineamientos claros para impulsar la economía. En lo político, no es menos desventurado el saldo de estos días sombríos, hemos asistido al más deleznable espectáculo con idas y venidas en la designación de ministros y altos funcionarios del Estado y sus improntus, como si el 28 de julio se hubiera levantado el telón de una puesta en escena circense; es la obra tragicómica de un presidente que pilotea una nave al garete. Tal como van las cosas, no se puede esperar mucho de los mismos actores.
¡PAN Y CIRCO!, se levanta el telón y empezará el segundo acto, siempre y cuando los peruanos lo permitamos.
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