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Catorce pintores peruanos comienzan este sábado a exhibir sus acuarelas en un lugar que podría ser también el corazón del mundo.

Con el apoyo del Ayuntamiento de Los Yébenes, en Toledo, y de la embajada del Perú en España, José Miguel Collantes ha convertido en una sala de exposiciones pictóricas el interior de un molino de viento, de aquellos a quienes se enfrentó Don Quijote al comienzo de sus valerosas aventuras.

Los Yébenes se alza en las alturas de un monte situado frente a Toledo (que también está en las alturas) y cuyos habitantes, entre la niebla y el frío de estos días, y como si no les importara saber si están vivos o muertos, caminan detrás del eterno caballero de la Mancha.

Viendo desde lejos este pueblo y el tributo que rinden al Quijote, uno cualquiera se pregunta si de veras Cervantes lo dibujó como loco, o si solo lo consideraban así los prisioneros de la vulgar realidad, aquellos “cuyos pensamientos jamás habían sobrepasado la altura de sus sombreros”.

“¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza. Mire vuestra merced, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

–Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante…”

Los molinos de viento (o los gigantes que suponía) lo zarandearon y lo dejaron medio muerto, pero no se dio por vencido porque todo lo que le interesaba era actuar como un caballero andante y morir por una noble y peligrosa tarea.

«Has de saber, Sancho amigo, que yo nací por querer del cielo en esta nuestra edad de hierro para resucitar en ella la dorada o de oro. Yo soy aquel para quien están guardados los peligros, las hazañas grandes, los valerosos hechos».

Don Quijote es un héroe castellano. Comprende y practica la doctrina del sacrificio y la lucha por pobres y desvalidos. Inmortal, caminará este fin de semana por los molinos en busca de las acuarelas peruanas y escuchará la mágica lengua que nos junta y nos hace eternos.

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