Super Mensajes

En estos andurriales de la literatura, una de mis grandes satisfacciones ha sido la de conversar con narradores orales, fabulosos mentirosos quienes por esa razón fueron y son algunos de mis mejores amigos.

Cuando yo era profesor de la Universidad de Cajamarca conocí a uno de ellos, don Rodolfo Rabínez, que era el cuidador del Museo y quien para colmo de los colmos me contó una mentira que en realidad se la habían contado a él.

Había publicado mi primer libro, y don Rodolfo lo sacó de la biblioteca y se lo llevó a leer, pero aquella noche, debido a la tempestad, no había luz eléctrica en Cajamarca. Y, sin embargo, al día siguiente, me dijo: Aunque no había luz en Cajamarca yo terminé de leer su libro.

¿Cómo lo había hecho? Según me relató, aquella noche había también tormenta, y él vivía un poco fuera de la ciudad, sobre un monte donde estuvo esperando que apareciera un relámpago, y cuando apareció el relámpago abrió la puerta, lo dejó entrar y cerró y así tuvo luz para escucharme y leerme toda la noche.

Eso fue lo que me dijo, y lo estoy recordando ahora que se termina 2021, un año que ha durado tanto como un siglo porque en él se han expresado todos los conflictos nacionales y porque además hemos visto la exasperación de los dueños del país convirtiendo lo que solo debió ser una competencia electoral en una perversa confrontación étnica.

La crítica ideológica de José Carlos Mariátegui, Haya de la Torre y Manuel González Prada, señaló siempre que la nuestra era una sociedad estructuralmente corrompida en manos de una clase dirigente habilidosa para todas las trapacerías, y todo esto detrás del maquillaje de una democracia fácilmente prostituible.

Pues bien, en estos 365 días del año que fenece, se han expresado con brutalidad todas las contradicciones que hacen casi imposible la paz social y el concierto de voluntades.

Y, por eso, hoy quiero recordar la historia de don Rodolfo. Abramos la puerta de par en par, conozcámonos, entendámonos, esperemos que una llama aparezca en el cielo, mirémonos con esa luz, dejemos que el relámpago entre en nuestras vidas y en nuestras almas, dejemos que el relámpago sea nuestro destino, dejemos que el relámpago presida la vida peruana. ¡Feliz año 2022!

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