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Los trastornos del sueño son patologías que perturban el sueño y no permiten descansar correctamente. Son muy comunes entre las personas mayores. En general, la cantidad necesaria de sueño permanece constante a lo largo de la vida adulta.

Los médicos recomiendan que los adultos duerman de 7 a 8 horas todas las noches

En el caso de los adultos mayores el sueño es menos profundo y más entrecortado que el sueño en las personas más jóvenes. Una persona de 70 años sana puede despertarse muchas veces durante la noche sin que esto se deba a una enfermedades.

 

TIPOS DE TRASTORNOS DEL SUEÑO EN PERSONAS MAYORES

Existen varios trastornos del sueño que pueden afectar a nuestros mayores. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),existen más de 88 trastornos del sueño. Los más comunes son los siguientes:

Insomnio

El insomnio es el trastorno del sueño más común. Esta alteración del sueño no permite dormir ni descansar como es necesario. Produce los siguientes síntomas generales:

  • Dificultad para iniciar o mantener el sueño.
  • Falta de sueño reparador y suficiente.
  • Cansancio diurno.

El insomnio puede ser transitorio, de corta duración o crónico, dependiendo de su causa.

Trastorno conductual del sueño MOR (TCSM):

Se trata de un trastorno que provoca parálisis en algunas partes del cuerpo durante el sueño, es decir, una parte del cuerpo se despierta mientras el resto sigue dormido. Afecta al 9% de las personas ancianas de la población. Más en hombres que en mujeres, sobre todo, a partir de los 80 años. Debemos tener especial cuidado con las personas que padecen algún tipo de demencia o deterioro cognitivo. Además, el TCSM aumenta el riesgo de deterioro cognitivo.

Hipersomnia:

La hipersomnia es un trastorno de sueño en el que se produce una necesidad excesiva de dormir durante el día. El sueño se vuelve excesivamente prolongado y profundo, durante 10 hora o más. Provoca que durmamos mucho sin llegar a conseguir un sueño reparador, es decir, nos sentimos agotados durante el día, aunque hayamos descansado en exceso.

Apnea del sueño:

La apnea del sueño se caracteriza por pausas en la respiración mientras dormimos. Provoca que la persona deje de respirar durante unos segundos mientras duerme. Esto impide dormir bien, incluso, puede hacer que nos despertemos en varias ocasiones durante la noche.

Las personas que padecen apneas suelen roncar ruidosamente cuando la respiración vuelve a empezar. La respiración se detiene entre 10 y 30 segundos cada vez. Se deben producir en más de 10 ocasiones por cada hora de sueño para que se considere patológico. Ocurre en un 17% de las personas mayores, aproximadamente. Las apneas del sueño provocan los siguientes síntomas:

  • Aumento de la frecuencia de despertarse por las noches.
  • Cansancio o somnolencia durante el día.

Es muy importante llevar un control exhaustivo en pacientes que padecen apneas del sueño, ya que aumenta el riesgo de mortalidad por enfermedades cardíacas y cerebrovascular. Los pacientes con más riesgo son los que sufren obesidad, hipertensión o roncan de manera habitual y sonora. Es importante saber que puede provocar hipertensión arterial e incrementar el riesgo de infarto de miocardio.

Sonambulismo:

Se trata de un trastorno del sueño donde la persona dormida se levanta, camina, habla y se comporta como si estuviese despierta. Los actos que haya hecho en este período de tiempo no los recordará al despertar. Sólo afecta al 0,2% de las personas mayores de la población.

Síndrome de las Piernas Inquietas (SPI):

Se trata de una enfermedad que provoca dolores o molestias en las piernas. El principal síntoma es los movimientos involuntarios en las piernas. Podemos sentir que nuestras piernas no se quedan quietas, provocando una sensación de incomodidad. Se produce en el 17% de las personas mayores de la población, aproximadamente.

Trastorno de Movimientos Periódicos en las Piernas (TMPP):

Se trata de una afección en la cual las piernas patean mientras dormimos. La mayoría de las veces, el paciente no es consciente de ello. El TMPP puede impedir el buen descanso y causar sonambulismo durante el día. Algunas personas pueden ser diagnosticados con el Trastorno de Movimientos Periódicos en las Piernas (TMPP) y el Síndrome de la Piernas Inquietas (SPI) a la vez.

 

TRATAMIENTO

Es muy importante aliviar el dolor crónico y controlar las afecciones médicas. El principal tratamiento es mantener un vida sana y activa con buenos hábitos de sueño.

Para poder establecer el tratamiento adecuado, lo más importante es conocer qué problema produce el trastorno del sueño. El paciente siempre debe seguir las indicaciones, recomendaciones y consejos del médico. También es muy esencial que conozcan sus derechos como pacientes.

Conviene evitar el uso de somníferos, a no ser que sean por prescripción médica, y que el médico lleve un buen seguimiento del estado del paciente. El tratamiento de la fatiga crónica también es importante conocerlo, ya que puede ir relacionada con la mayoría de los trastornos del sueño.

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PREVENCIÓN

El manejo de los trastornos del sueño se basará, en la mayoría de los casos, en medidas de higiene del sueño, combinado o no, con tratamiento farmacológico, que siempre debe seguirse bajo supervisión médica.

Fármacos: se individualizará el tratamiento en cada paciente, tras realizar una exhaustiva historia clínica. Puede ser eficaz, y de hecho suele serlo, pero existen limitaciones que hay que valorar y consensuar siempre con el paciente y sus familiares atendiendo al riesgo/beneficio.

Medidas de higiene del sueño:

  • Limitar la ingesta de líquidos por la tarde. Evitar las bebidas que contienen cafeína o teína después del mediodía. Evitar también el alcohol y el tabaco desde varias horas antes de dormir.
  • Horario fijo para acostarse y levantarse (incluidos fines de semana y vacaciones).
  • Evite realizar en la cama determinadas actividades (ver la televisión, escuchar la radio, comer, hablar por teléfono, etc).
  • Permanezca en la cama el tiempo suficiente.
  • Evite la siesta o que ésta sea inferior a 30’.
  • Se recomienda pasear durante al menos una hora al día, con luz solar y siempre al menos tres horas antes de ir a dormir.
  • Mantener condiciones ambientales adecuadas para dormir (temperatura, ventilación, ruidos, luz, etc).
  • Practicar ejercicios de respiración lenta y relajada antes de acostarse, puede contribuir a que duerma mejor.
  • Evitar acostarse con hambre, pero tampoco realizar cenas abundantes.

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