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Plaza de armas de Arequipa

En lo que actualmente es el atrio de la Catedral de Arequipa, a mediados del siglo pasado, se levantaban una serie de tiendecitas que, por su forma o tamaño, eran conocidas por: “los cajoncitos” (Ud. puede ver “los cajoncitos” en una fotografía de Texao N°1). Estas tiendecitas que eran complementarias con el mercado de abastos que funcionaba en la propia Plaza de Armas, para hacer la narración de la rebelión de 1867 me causaron más de un dolor de cabeza: ¿cómo no mencionar a “los cajoncitos” si eran parte destacable del aspecto de la plaza que fue teatro principal de varios acontecimientos de la rebelión del 67? pero, a su vez, ¿cómo estar seguro de que los famosos cuartitos estaban en pie en setiembre del 67? 

La fotografía que he aludido no tiene fecha precisa, sólo se puede decir de ella que fue tomada antes del terremoto del 68 por una serie de detalles de la Catedral. Entonces, supuse que la obra destructora del terremoto referido terminó con “los cajoncitos”. Sin embargo, las fotos de la ciudad mostrando los efectos de ese movimiento sísmico, no confirmaban mi suposición, es más, me agregaban dudas, pues como usted notará –vea las fotografías de este fascículo- de “los cajoncitos” ni escombros, ni vestigios.

Busqué información en Barriga, Polar, Valdivia, Valdez, Málaga y otros: nada, nada y nada. Busqué nuevamente “con lupa” las ediciones de 1867 de La Bolsa y encontré una referencia muy pequeña y escondida que nos decía que, en abril, estaban en pie los cajoncitos. Bien, pero entre abril del 67 y agosto del 68 los cajoncitos habían desaparecido y yo ¿cómo podía estar seguro que en setiembre del 67 los “malditos” cajoncitos eran parte del paisaje urbano de la Plaza de Armas y, por tanto, podían ser personajes secundarios de mi narración?

Mi pequeña “histeria” por satisfacer esta curiosidad me llevaba siempre en cuanto documento antiguo, libro, foto, artículo, etc; a hurgar por si me daban alguna noticia sobre los cajoncitos…; quién les dice que una mañana, cuando fichaba La Bolsa de 1868 en la Biblioteca Municipal, para tener datos con qué elaborar la CRONOLOGÍA DE AREQUIPA, encontré las siguientes dos noticias pequeñitas que me provocaron gran alegría: 

“NOTIFICACIÓN. Ya se ha señalado un plazo perentorio a los comerciantes que ocupan los cajoncitos de la plaza mayor para que los entreguen libres y desocupados; porque va a comenzar la obra de la galería que debe hacerse en ese lugar para que quede concluida la fachada de la Catedral. Y así la plaza sea un parque de hermosa perspectiva. Al fin no hay plazo que no se cumpla”. (17 Febrero de 1868 Página 2). 

“HEMOS VISTO.- En los últimos días, que se principia a levantar los escombros que ocupan la frentera de la Iglesia Catedral. Es probable que se siga inmediatamente la obra que allí debe construirse”. (8 de Abril de 1868. Página 2). 

De hecho, pues, que fueron las callosas manos de peones de construcción 1868 – destruyeron las tiendecitas pueblerinas que, ojalá que a ninguno de nuestros restauradores “históricos” se le ocurra reponer. Visto lo cual, recién pude mencionar a “los cajoncitos” en la narración de la rebelión del 67. Así terminó la “histeria” – que no es la única – por saber algún detalle curioso y anecdótico de nuestra historia. Como usted comprenderá, estimado lector, no es fácil narrar con detalle y veracidad (aunque algunos, que nunca han hecho algo más que “criticar” con poses doctorales y verbo de panegiristas pueblerinos, piensen lo contrario y no dejen de chismear; yo los dejo con sus chismes y, con alegría redoblada, vuelvo a lo mío: investigar). 

(En las citas textuales que se hacen en esta obra se respeta la ortografía de sus originales

Juan Guillermo Carpio Muñoz 

Texao. Arequipa y Mostajo. La Historia de un Pueblo y un Hombre 

Páginas 207 – 208 

Plaza y Catedral de Arequipa 1869 

Página 20 

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