Super Mensajes

Desde 1986, año en que Alonso Ruiz Rosas publica su primer libro de poemas, Caja negra (Libros de Macho Cabrío),hasta el 2021, cuando sale en el número 65 de la revista Sibila su poemario Subida al Monte Parnaso, en Sevilla, la poesía del autor arequipeño ha transcurrido a través de nueve libros. Esos conjuntos, más dos colecciones inéditas y poemas publicados en revistas, se reúnen ahora en un volumen bajo el título de Contra el Leteo, poesía reunida (Paracaídas editores, 2023).

El nacimiento literario de Alonso se da varios años antes de Caja negra, en las revistas que publicó con sus amigos de adolescencia y primera juventud. Él mismo lo recuerda en una breve nota preliminar para advertir al lector algunas variaciones del orden de sus poemas reunidos. Aquella época fue muy importante para la historia de la literatura arequipeña, pues varios grupos de jóvenes artistas como él, renovaban la poesía local en un momento de transición política, que más tarde marcaría una profunda influencia en la cultura peruana de fin de siglo.

La década del ochenta traería de nuevo la democracia, dejaría atrás doce años de régimen militar y las condiciones económicas y sociales del país serían el escenario ideal para que se instale la violencia. El sanguinario accionar terrorista, la aplastante respuesta militar, la crisis económica y la informalidad con que se reconfiguraron las ciudades, hicieron del Perú un país fragmentado, socialmente débil, propenso a otros males como los que llegaron veinte años después, como la corrupción generalizada o la inseguridad ciudadana.

Pero la poesía se abría paso, renovándose, dejando en el camino la propuesta coloquial de los setenta y recuperando el tono que varios poetas de los años sesenta habían impuesto, influyendo notablemente en los jóvenes poetas de los ochenta. El lirismo no había sucumbido. “Aquí estoy, Señor, sobre estas piedras que unos ordenaron / y otros destruyeron, / lo más recta que puedo y aunque muy vieja / muy erguida…”, dice por ejemplo Ruiz Rosas en su poema “Una columna”, en aquel primer libro.

Su segundo libro, Sacrificio (Jaime Campodónico editor, 1989),seguiría la misma línea lírica, manteniendo el mismo espíritu intimista, pero con un lenguaje de mayor intensidad. En este libro aparece el que, tal vez, sea su poema más representativo de esa primera época: “Ir en paz (Marcha Morán)”. Dice al comenzar: “Imperturbable al fin / nuestro señor cabalga / sobre una mula ciega hacia el poniente…”

El poema, en el que afloran dos voces, una descriptiva y la otra testimonial, traen al recuerdo el sacrificio de un héroe militar. Un oficial extranjero que luchó por la patria ajena, en Arequipa. Derrotado, es llevado a la muerte al compás de una marcha castrense compuesta para la ocasión y con el aplauso de los pobladores. La música aún se entona en algunas ceremonias y contagia la congoja y el dolor. El poema de Ruiz Rosas logra transmitir esa sensación con un final intenso: “El murmullo se aleja / las flores se marchitan / los reclutas, cansados y con los labios negros, / enfundan sus clarines / garúa tenuemente / y en la plaza vacía / alguien me exige: / Música, maestro.”

A partir de aquí la exploración poética de Alonso indaga por nuevos temas y formas. Se enriquece con un lenguaje que va ensayando conforme su creatividad busca encajar la poesía clásica, la vertiente andina, la realidad peruana y el juego con la historia. La nueva estación se dará el año 2000, luego de publicar dos libros más y obtener, con La enfermedad de Venus, el premio Copé de Poesía.

Este libro de Alonso Ruiz Rosas refleja su interés por la formalidad. Él mismo explica la estructura del poemario: “Cada poema de La enfermedad de Venus tiene nueve versos, rima consonante y una combinación de heptasílabos y endecasílabos (estrofa lírica) … ” En general, los poetas peruanos, desde la generación del setenta, optan por el verso libre, en poemas de largo aliento. Y un buen grupo ensaya la brevedad, especialmente motivados o influenciados por la poesía oriental clásica. En contraste, la propuesta estética de Ruiz Rosas retoma la estructura formal. Combina la erudición con la creatividad al referirse a cada novena con un breve ensayo o explicación de la naturaleza y contenido del poema.

Habrá un ejemplo más, de esa formalidad, el poema “Estudio”, en el libro Estudio sobre la belleza (Cuzzi editores, 2010). Un extenso poema de 100 tercetos y una cuarteta. Pero luego vendrá una nueva etapa poética, más reflexiva. Retoma el verso libre, la lírica intimista y la mirada literaria hacia el propio ejercicio del ejercicio poético.

En el libro Espíritupampa (Paracaídas editores, 2015),por ejemplo, hallamos el poema “La espera”, que refleja la actitud de abstracción que asume el poeta, en uso de su madurez artística: “dejar atrás / el paisaje lunar de nuestra infancia / si no siempre a la vista siempre dentro / de nuestros agitados corazones // y continuar la marcha / con la serenidad de quien aguarda / la dicha y la desgracia / en el ruinoso pórtico de la / sabiduría”. Es, evidentemente, una autoproclamación de la madurez vital, usando la metáfora de la sabiduría para referirse a la vejez, mas no a la ancianidad.

Largo y enriquecedor tránsito literario el de Alonso Ruiz Rosas, miembro destacado de la movida ochentera de la poesía arequipeña y su presencia en el espacio capitalino, desde donde el centralismo no ha dejado de dictar parámetros de forma y contenidos. Luego de haber contribuido en varios proyectos culturales en Arequipa, siguió la ruta de la diplomacia, para instalarse en importantes ciudades del extranjero, desde donde sigue siendo parte del panorama poético nacional.

El Búho, síguenos también en nuestras redes sociales: 

Búscanos en FacebookTwitterInstagram y YouTube