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Los tiempos pasan, las generaciones mueren y Arequipa permanece. La Ciudad Blanca lleva a sus espaldas 482 años de historia tras su fundación española y se acerca poco a poco a la barrera del quinto centenario de existencia.

La última velita centenaria que apagó nuestra patria chica nos remonta a 1940, cuando su celebró su cuadrigentésimo aniversario. Por aquel entonces, dos acontecimientos ensombrecieron unas celebraciones más que merecidas. Un terremoto remeció Lima en mayo del mismo año, con saldo más de mil muertes. Mientras que, en el ámbito internacional, el mundo vivía los albores de una Segunda Guerra Mundial que apenas bosquejaba los horrores orquestados por Adolf Hitler y el nazismo.

Ese 15 de agosto, las actividades pasaron más por conmemoraciones que por festejos. Las celebraciones principales recién tuvieron lugar un 12 de octubre, con la llegada del presidente Manuel Prado. En cinco días se programaron 55 actividades con varias inauguraciones de obras que persisten hasta la fecha. Se cortó la cinta del Teatro Municipal, se entregó el Estadio Melgar, el barrio del IV Centenario, el puente de Tingo, entre otros. Asimismo, se anunciaron futuros trabajos como el Coliseo Municipal y complejos de vivienda, e incluso se empezó a hablar de obras como la Variante de Uchumayo. Avances que permitieron que la villa de Arequipa empiece a consolidarse como la ciudad que conocemos.

Han pasado 82 años de aquel hito y la provincia ha crecido drásticamente. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática, la población del departamento en 1940 era de 270 mil 996 habitantes. Al 2022, la cifra casi se ha multiplicado por seis, con estimaciones de 1 millón 539 mil 996 ciudadanos, de acuerdo con cálculos de la Gerencia Regional de Salud de Arequipa. Un crecimiento demográfico de esa magnitud se refleja en la expansión de la zona urbana, a todas luces desordenada, en todas la direcciones.  

Con otro evento histórico en el horizonte, a menos de 20 años, los esfuerzos por reencausar la ciudad ya están en marcha. Desde la Municipalidad Provincial de Arequipa (MPA) se coordina el Plan de Desarrollo Local Concertado 2040 (PDC),que busca establecer los lineamientos de la ciudad en distintos ejes, entre ellos el territorio, infraestructura, producción, medioambiente, tecnología, gobernanza y riesgos. Todo esto sin perder de vista aspectos como los del futuro económico, social y de competitividad.

Los avances de esta iniciativa se coordinan con el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan),que vela por que se adecúe a las políticas nacionales. El encargado del PDC, José Lombardi Indacochea, explicó que el proyecto se encuentra en una segunda fase.

El primero, la parte del diagnóstico, ya se presentó al Consejo de Coordinación Local (CCL) y se envió al Ceplan para que envíe la conformidad. Un segundo entregable, relativo a escenarios, oportunidades y amenazas, se entregará al CCL pasadas las fiestas, para que también se envíe a la entidad nacional. Mientras no se cuente con su visto bueno, no se puede enviar el tercer documento, que establece los objetivos y metas.

En todo caso, se espera que todos los trámites se completen antes del fin de la actual gestión municipal. El documento servirá para que futuras administraciones municipales encuadren sus instrumentos de gestión como el plan estratégico institucional y sus planes operativos institucionales, entre otros.

La idea central es pensar Arequipa con el impulso de múltiples centralidades, principalmente con el Cono Norte, la zona nororiental, y Chiguata. Del mismo modo, estrechar la integración de la ciudad con otros espacios de la provincia hacia donde se crece, como La Joya. El abordaje de la propuesta es integral; tanto social, con el cierre de brechas en términos de dinámicas productivas más articuladas; como avances en el transporte multimodal, en concordancia con el Plan de Movilidad Urbana Sostenible que viene ultimando la MPA. Pese a lo avanzado en el PDC, depende de las próximas gestiones dar continuidad a la iniciativa, un aspecto que Lombardi considera prioritario para el avance de la ciudad.

“Estamos a 18 años de llegar al quinto centenario, eso implica cuatro gestiones municipales. Ojalá los instrumentos de gestión como el Plan de Desarrollo Local sirva un poco para que las próximas gestiones vayamos consolidando una visión hacia el quinto centenario. No se trata de borrón y cuenta nueva, eso hace mucho daño a los pueblos y a las gestiones, sino que hay que pensar un plan para los próximos 18 años. Que cada gestión vaya aportando en ese sentido”, sostuvo.

Asimismo, consideró que Arequipa tiene que resolver el transporte urbano y movilidad urbana sostenible. “Cada cuatro años no podemos estar inventando. Debemos tener la idea que algo se ha avanzado con el SIT y se tiene que consolidar a temas multimodales y a otras formas de movilidad. Sin esa visión de quienes dirigen la ciudad, cada año vamos a estar inventando y no vamos a llegar a nada bueno”, concluyó.

Los caminos para Arequipa

Tal como menciona Lombardi, el problema del transporte y la movilidad urbana es el gran pediente para Arequipa. La expansión de la ciudad, desorganizada por décadas, terminó por colapsar las tradicionales vías pequeñas que conectan la urbe. Una situación desatendida que pone el foco en la falta de inversión en grandes proyectos viales recientes, más allá de la variante de Uchumayo.

Para Elvis Jump, especialista en transporte, el gran problema de Arequipa para las próximas décadas es la movilidad urbana. No hay infraestructura vial para soportar el parque automotor actual y el déficit de inversión en corredores viales es alarmante. Tal es el caso que en los últimos 50 años no se ha avanzado en ningún proyecto, incluso existiendo propuestas planteadas como los ejes Metropolitano y Residencial.

En ambos ejes no basta con realizar interconexiones entre vías principales, sino construir vías de alta capacidad de entre 10 a 12 carriles. En algunas zonas donde el ancho de la vía no sea aparente para vías laterales, se podría superar el impase techando los corredores principales, adoptando un modelo de viaducto en algunos tramos. De este modo se conectaría la ciudad y se contemplaría nexos entre las grandes centralidades hacia donde crece Arequipa, en Yura y Socabaya. Respecto a mayores expansiones territoriales, consideró que se trata de opciones innecesarias. Aclaró que el crecimiento horizontal en detrimento del vertical solo encarece el planeamiento de la ciudad, obligando a la expansión de servicios básicos y saneamiento.

Otro problema pendiente es el de servicios ambientales. La ciudad carece de parques metropolitanos, una condición grave si consideramos que el plan ecológico de Tingo, por su extensión, no reúne las condiciones necesarias.

Por otra parte, hay otras propuestas hacia el quinto centenario en ámbitos como el patrimonial. El arquitecto William Palomino, exgerente del Centro Histórico de Arequipa, considera que hacia el 2040 la ciudad se convertirá en un Museo Vivo, donde monumentos y personas sean parte del patrimonio. Tal condición es posible gracias a los trabajos de recuperación de espacios públicos y mejoras de la movilidad en el Cercado. Así, los turistas podrán apreciar rasgos propios de la sociedad local donde no se pierda el carácter propio de su identidad. Es el caso de los artesanos del sillar, como expresión artística y arquitectónica de la región.

En tanto, existen en cartera, con diferentes niveles de avance, distintos proyectos con potencial de transformar al departamento. Es el caso del Puerto de Corío, el proyecto Majes Siguas II, las hidroeléctricas de Lluta y Lluclla, un nuevo hospital regional de alta complejidad, entre otros. Todas son iniciativas que deberán cristalizarse en apenas 18 años. El reloj corre, y Arequipa espera.

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