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Los 25 colegios de alto rendimiento del país ofrecen este año 2,685 vacantes a escolares de tercero de secundaria provenientes de colegios públicos en el Proceso Único de Admisión Excepcional 2021. Esta realidad no es para sacar pecho ni mucho menos. Tener 25 colegios de alto rendimiento en todo el territorio nacional equivale más o menos a reconocer que el resto del sistema educativo es de bajo rendimiento. Necesitamos que todos los centros educativos sean de alto rendimiento y que la educación escolar esté a la altura de lo que se espera de nuestra niñez y juventud estudiosa y de lo que ellos esperan que el país les ofrezca.

Es lamentable que en el Perú no se desarrolle una cultura de la investigación científica desde el nivel escolar. Valgan verdades, venimos padeciendo cada año de una educación memorística que no le sirve a los estudiantes ni al país; peor aún porque los encargados de impartir las enseñanzas a nuestros niños no tienen acceso a una capacitación que les permita ir superando sus propias metas personales y muchas veces el año escolar se pierde en huelgas inútiles.

Haría bien el Gobierno en promover una educación orientada a la investigación, porque de otra manera no se podrá generar el conocimiento necesario para el desarrollo de la persona y del país. ¿De qué nos sirve repetir hasta el cansancio lo que dice tal o cual libro? ¿De qué nos sirve esa educación memorística de retener nombres y fechas? Ojala que la pandemia del coronavirus nos sirva para despertar del letargo que por décadas y décadas narcotiza la razón. Ya es hora que los profesores se conviertan en verdaderos maestros y que sus alumnos sean los discípulos que van a continuar el camino que ellos les tracen.

Más que enseñar sencillas operaciones aritméticas, los maestros deben sembrar en los niños el amor por las ciencias, por las artes y por las letras. Deben convertirse en la semilla que va a germinar y transmitir esa pasión por la investigación a los niños y jóvenes. Para eso necesitamos verdaderos maestros, debidamente capacitados en su profesión y también será necesario que el Estado se comprometa a equipar los colegios con modernos laboratorios, buenas bibliotecas y la infraestructura necesaria. La educación no es un gasto oneroso, es una inversión necesaria.