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Cali, la tercera ciudad de Colombia, volvió a convertirse en el epicentro de las protestas en el país con un confuso incidente que involucró a indígenas, civiles y policía, y que dejó un saldo de al menos ocho heridos.

Así lo confirmó el defensor del pueblo (ombudsman) colombiano, Carlos Camargo: “Con gran preocupación por lo sucedido, hemos recibido hasta el momento el reporte de ocho heridos, miembros del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) que habrían sido atacados a disparos”.

El CRIC es una organización que agrupa a gran parte de las comunidades indígenas del departamento del Cauca, en el suroccidente del país. Según diversos informes, los disturbios se presentaron cuando civiles organizados intentaron evitar el paso de la que se conoce como Minga Indígena en el sur de Cali.

Los civiles dicen que fueron atacados con piedras y machetes por los indígenas, a quienes acusan de haber “vandalizado” varios condominios del sector. Los indígenas, por su parte, alegan que fueron agredidos con armas de fuego y que la policía apoyó a quienes los asaltaron.