Super Mensajes

Una persona se presenta a la Facultad de Mecánica de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) y ofrece conseguir financiamiento para la construcción de 47 plantas de oxígeno para el Estado. Consigue la partida. No es ingeniera, pero se hace pasar por tal y es nombrada como responsable del proyecto. Por supuesto, las plantas nunca se acabaron de fabricar. El caso, que implica la comisión de más de un delito, no se descubre por acción de la universidad ni de los funcionarios que contrataron el servicio sino gracias a una denuncia periodística. En juego hay un contrato por más de 26 millones de dólares.

Hace menos de un mes, el presidente ejecutivo de PromPerú decide la contratación de una consultora para promover un evento mundial de skate que todo el mundo sabe que no se puede realizar por la pandemia. Pero al funcionario este hecho no lo inmuta. Aunque el contrato no lo permite le adelanta a la consultora 2.5 millones de dólares. El caso no se descubre por acción de la Contraloría General de la República ni del ministerio al que pertenece la entidad sino gracias a otra denuncia periodística de un programa dominical.

Han pasado los días y no hay ningún mea culpa, no hay nadie detenido, no se ha recuperado el dinero mal empleado y más bien se ha echado tierrita a estos casos.

¿No estaría bien si el presidente Sagasti y su Primera Ministra en sus habituales conferencias de prensa, en lugar de atiborrarnos con cada vez millones de vacunas que dicen que van a llegar pero que no llegan, le dedicasen unos minutos a hablarnos de qué se está haciendo contra estos y otros casos de saqueo de los fondos públicos? ¿No sería un ejemplo que este gobierno deje de encubrir a los servidores públicos que delinquen?

La mayoría de los peruanos entiende que Sagasti y su equipo ministerial no estaban preparados para gobernar y que están haciendo un gran esfuerzo para aprender, con el método de tanteo y error. Pero hay temas cruciales, como el de la corrupción sobre el cual no hay que estudiar mucho, sino que actuar rápido.

No basta decir que los responsables son funcionarios del gobierno anterior. Hay que denunciarlos y sancionarlos con el máximo rigor para que su pernicioso ejemplo no cunda y que, aprovechando la falta de preparación de los ministros, los funcionarios de segundo nivel hagan lo que quieran con los fondos públicos. Hay que sanear el Estado, caiga quien caiga, como se ha hecho en el caso de las vacunas.

Eso a menos que Sagasti se haya resignado a dormir con el enemigo.