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Algo bulle en el Pacífico. Los jefes de estado de Estados Unidos, India, Japón y Australia, los cuatro miembros del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, conocido informalmente como el ‘Quad’, tendrán su primer encuentro en el marco de este grupo desde sus humildes orígenes hace casi 15 años. La reunión virtual supondrá una revitalización sin precedentes de un proyecto que es frecuentemente descrito como el embrión de una nueva OTAN en la que el rival a contener no es Rusia, sino China.

No por nada, el encuentro se produce en un momento en el que los cuatro integrantes del Quad experimentan una creciente tensión con la potencia asiática. EE.UU. continúa sumido en su guerra comercial con China a pesar del cambio de gobierno y ha aumentado el ritmo de sus misiones navales y aéreas en el Mar de China Meridional. Tanto Japón como India viven a diario momentos de crispación con su gigantesco vecino por el incremento de la asertividad de Beijing a la hora de reclamar su soberanía sobre territorios en disputa. Australia, por su parte, encadena tres años seguidos de choques diplomaticos con el Gobierno chino, el cual le ha impuesto aranceles a varios productos.

Si la relación con Australia permanece tensa, Beijing y Tokio tratan de acercar posiciones. Mientras, India, también miembro de los BRICS y de la Organización de Cooperación de Shanghái, ha pasado a ocupar el centro de la estrategia regional de EEUU.

Aunque el grupo está lejos de ser una alianza militar, como lo es la OTAN, el Quad es ampliamente considerado como un proyecto contrahegemónico regional opuesto a China. Desde su creación en 2007, cuado fue concebido como un foro estratégico informal, la agrupación ha afrontado serias dificultades, incluyendo, notablemente, la salida de Australia en 2008. Sin embargo, desde 2017, cuando representantes de las cuatro naciones democráticas volvieron a reunirse en el marco de la cumbre de ASEAN, ha ido consolidándose progresivamente como una pseudoalianza con un objetivo tan claro como implícito: ejercer de contrapeso a la creciente influencia china y a su asertividad en la región Asia-Pacífico. Los velados esfuerzos de los países integrantes por ocultar sus metas nunca han resultado muy efectivos, y Beijing ha denunciado en reiteradas ocasiones a la colación, calificándola como un “bloque anti-China”.

DATO

El imán que China representa está fuera de toda duda. Por ello, la bifurcación entre los ámbitos de la seguridad y la economía dificulta la formación de una masa crítica capaz de enfrentar mejor la relación con China, quien hace valer con relativa facilidad su atractivo económico.