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Veintisiete partidos políticos y al menos 17 en camino podrían participar en las próximas elecciones. La fragmentación del poder político en un proceso electoral importa un resultado previsiblemente imprevisible. ¿Podrían pasar a segunda vuelta candidatos con menos de 10% de votos? A partir de la historia reciente, todo es posible.

En 2021 se presentaron 18 candidaturas presidenciales. El número solo fue superado por las elecciones de 2006 en las que hubo 20 candidaturas. En 2011 así como en 2016 fueron 10, mientras que, en 2001, 8. Otro dato a considerar es que, faltando un mes para las elecciones de abril de 2021, la fragmentación se vio reflejada en la intención de voto; ningún candidato se acercaba a 20%. Los seis primeros candidatos sumaban 50% en intención de voto con poca diferencia entre ellos, mientras que el 27% no había definido su voto o votaría en blanco/viciado. El dato curioso es que en ese grupo no se encontraba Pedro Castillo. El resultado que ya conocemos es que los dos candidatos más votados sumaron el 26.28% de votos emitidos. El contraste con elecciones previas es evidente, pues desde 2006 los dos candidatos que pasaron a segunda vuelta sumaron al menos el 46% de votos emitidos. Uno de los incentivos para la fragmentación es la elección en segunda vuelta, pues la mayoría de los candidatos se proyecta a ser uno de los dos candidatos que la dispute.

En el caso de las elecciones parlamentarias, un factor a considerar es el voto preferencial. Aunque se encuentra pendiente la ley orgánica que definirá las circunscripciones para elegir a los diputados y senadores, la ley restableció el voto preferencial. Si las elecciones parlamentarias permiten el voto preferencial para diputados, senadores electos por departamentos y por distrito único nacional, así como Parlamento Andino, las posibilidades de error se incrementan, pues cada elector, además de elegir al presidente, podría escribir ocho votos preferenciales, en una cédula de sufragio que podría superar una treintena de listas. El error anula los votos.

En el Perú, la barrera electoral no cumple el propósito, como en otros países, de reducir la fragmentación parlamentaria, pues si bien exige que solo obtengan representación parlamentaria los partidos políticos que alcancen el 5% de votos a nivel nacional, las reglas vigentes no impiden la fragmentación parlamentaria poselectoral.

¿Cómo corregir la fragmentación?

La solución a la inestabilidad política, fragmentación e incertidumbre no está en las leyes, pero es evidente que deben debatirse algunas medidas. Una de ellas es establecer alguna barrera razonable en las elecciones internas, así como incentivar alianzas electorales y desincentivar la fragmentación poselectoral.

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