En tiempos de inclusión social, a ‘papá gobierno’ se le suma ahora ‘mamá gobierno’. Y ambos juegan en pared en este cogobierno o ‘gobierno conyugal’. La última jugada maestra es el jale de Paolo Guerrero. Un gol de media cancha que domina la atención de la opinión pública. Y que sirve de calentamiento para el partido de 2026.
EL CAP
La fiesta fue en el jardín oeste del Jockey Club. Barra libre, hora loca y un fin de fiesta con La Charanga Habanera, para sorpresa de los pocos adolescentes que conocían a la orquesta salsera. Era un quinceañero pero en el fondo era un evento social. Es decir, un acontecimiento político. Allí estaban las cabezas de las empresas familiares, comandadas por Beatriz Merino.
Evidentemente, toda la familia también estuvo en pleno. Era el sábado 24 de febrero, noche de la celebración por los 15 años de Camila Caldas Acuña, hija de Kelly Acuña, la única hija del patriarca, y Ricardo Caldas, exdelantero del Club Deportivo Universidad César Vallejo. Ahí conoció a Richard Acuña, quien ha estado ligado al club desde que tenía 14 años.
El fútbol siempre ha sido parte de los Acuña.
Sobre todo desde que César Acuña Peralta vio el potencial en la cancha. CAP, para los amigos, sigue la fórmula de Macri y Berlusconi. Pan y circo. El capitán del imperio Acuña siempre fue un hincha con varias camisetas.
Al otro lado de la pista de baile, celebraba uno de los hijos del fundador del imperio. Entre whiskies y chilcanos, sus amigos lo felicitaban por el jale del año: el fichaje de Paolo Guerrero.
Había sido su idea.
EL PLAN PAOLO
Todo empezó meses atrás, en un yate. El sol se ponía. Y entre tragos, saltaron varios nombres conocidos. Hasta que alguien mencionó al ‘Depredador’. La cifra provocó un súbito silencio. Unos segundos después, la decisión ya estaba tomada.
Guerrero no era un desconocido para los Acuña. Ambas familias no eran ajenas. Y papá e hijo tenían un amigo en común que sirvió de nexo con el futbolista: el ‘Chino Take’.
Los detalles del contrato con Guerrero implican una agenda paralela, desde acceso gratis a las prácticas para los hinchas una vez por semana hasta eventos publicitarios y activaciones en locales comerciales, pasando por lo que no está en la letra pequeña del contrato. Reuniones sociales, encuentros protocolares y baños de pueblo. Fuentes del club confirman que ya tienen a un nuevo anunciante: una reconocida marca de carros y camionetas. Y que hay hinchas que han viajado al norte solo para ver jugar al ídolo.
Pero el Torneo Apertura no es la única meta.
“Paolo va a jugar con Messi”, sugiere una fuente informada, quien confirma que el Inter de Miami CF está en conversaciones para jugar en Latinoamérica. Hace unos meses, por ejemplo, se le cursó una invitación formal para la Copa Libertadores 2024 y la Copa Sudamericana. Pero todo aún está en veremos.
La mención a Messi no es casual. El factor Paolo Guerrero ya es un fenómeno comercial, turístico, publicitario y hasta político. Un Gulliver electoral entre los liliputienses del margen de error. Un Paolo de Troya para tentar la entrada a Palacio.
Con solo contabilizar la cantidad de horas de televisión, tiempo en Internet y centímetros de papel dedicados al tema, la jugada parece ser un éxito por donde se mire. “Paolo ya se pagó solo”, dijo el joven Acuña, sorbiendo un whisky. Pero el factor Guerrero también trae réditos políticos.
LA POLÍTICA Y LA PELOTA
Un par de reportajes televisivos han mostrado los nexos entre Doña ‘Peta’ y Martín Vizcarra. Según sus fuentes, la madre de Guerrero sería candidata vizcarrista, pues fue invitada de honor al cumpleaños del hermano Mario Vizcarra. También mostraron sus nexos con el primer ministro, Alberto Otárola, quien hoy cogobierna con César Acuña. Los nexos también son parte de la historia partidaria de los implicados. Como los Vizcarra, los Guerrero-Gonzales eran simpatizantes del APRA, muy cercanos al entorno de la Universidad Federico Villarreal. Y, como César Acuña, Otárola también trabajó con la Izquierda Socialista de Alfonso Barrantes, a través de Enrique Bernales.
A Doña Petronila se la pelean más que a pelota dividida. Y a Paolo también, evidentemente.
La aparición del ubicuo Otárola no es casual. Como buen hincha a muerte del fútbol, el primer ministro no duda en jugar en pared con los Acuña. No importa qu”te el gol haya sido de la Vallejo y no de su querido Alianza Lima. Gol es gol y se celebra igual.
En el plan de los Acuña, Richard es el voceado candidato a la Federación Peruana de Fútbol (FPF). Pero tampoco se descarta que sea el candidato presidencial para una próxima elección. Después de todo, ya maneja la bancada con muñeca política. Y su mano se siente en el Congreso, sobre todo jugando en pared con Luis Galarreta, del Parlamento Andino.
Si no, que lo diga Marisol Espinoza, quien tuvo que renunciar a la Dirección General de Administración del Congreso, a pesar de ser fiel al patriarca de la familia. Espinoza declaró tener discrepancias con el oficial mayor del Congreso, Giovanni Forno. A la exparlamentaria le retiraron una asesora sin su consentimiento mientras Alejandro Soto estaba convenientemente en Cusco. Pero, detrás del incidente, ya le habían bajado el dedo en el chat de Los Cuchilleros, donde se decide el futuro de varios funcionarios del Congreso.
El patriarca tiene, además, un plan mediático en ciernes. Para ello, estaría buscando comprar una imprenta para lanzar un próximo diario a nivel nacional. Tras tocarle la puerta a una empresa señorial —un exdirector del medio fue rector de la Universidad César Vallejo— parece haberse inclinado por una imprenta en Los Olivos cercana a un exbroadcaster de la televisión. Y hasta le habría ofrecido la dirección del medio a un reconocido periodista.
También hay planes como cancha.