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En el Congreso, siguiendo la sintonía de sectores conservadores y pseudoreligiosos, acaban de aprobar una ley que elimina el uso del lenguaje inclusivo, con 78 votos y exonerándolo de segunda votación. Habría que hacer la precisión que esta iniciativa solo tiene alcance en las instituciones y funcionarios del Estado. No nos pueden obligar por ley cómo debemos hablar y hablaremos como nos dé la gana, y eso no es anarquía, es el fundamento de la semiótica.

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La norma es promovida por una pastora religiosa y por otro que promueve el matrimonio infantil, que ahora fungen de congresistas. En el proyecto de ley que dio origen al dictamen se consigna como justificación solo una explicación de sintaxis, sustentándose en la RAE, y no dicen absolutamente nada de la importancia del lenguaje inclusivo, que, como su nombre indica, permite la inclusión de la mujer y visibiliza a ambos sexos, puesto que hasta por factores idiomáticos las mujeres han sido invisibilizadas históricamente.

En un país con los más altos índices de violencia contra la mujer, con 110 feminicidios en lo que va del año y los miles de casos de agresiones a la mujer, es importante promover políticas públicas que permitan una convivencia armónica y una igualdad de oportunidades de hombres y mujeres. Pero esto qué van a entender los sectores radicales, cegados por su ideología y sus creencias que pretenden imponernos, aprovechándose de que ingresaron por arrastre al Congreso.

Ahora, si de construcción gramatical estamos hablando, esta ley discrimina a un amplio sector del país que tiene otras lenguas. Para regiones donde predomina el quechua como idioma, esta ley es una aberración verbal, puesto que, en quechua, las frases de saludo e interacción social hacen referencia al desdoblamiento necesario, para hacer referencia a los varones y las mujeres; inclusive si hay niños se les tiene que nombrar.

Para que entiendan, en quechua el desdoblamiento (referencia a varón y mujer) es obligatorio por regla gramatical y se hace por género, porque si es un varón el que está tomando la palabra usa el WAYJEY Y PANAY y si es una mujer la que toma la palabra usa el TORAY Y ÑAÑAY. Es imposible utilizar solo el WAYJEY para aludir tanto a varones y mujeres.

A ver si ahora hace su trabajo el MINCUL y puede defendernos a los quechuahablantes, pues con esta ley nos estarían discriminando. Parece ironía, pero es la triste realidad de la manifiesta ignorancia de los congresistas.

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