Super Mensajes

La valorización de los daños del fenómeno de El Niño (FEN) de 1982-1983 (US$3,283 millones) fue similar a la del periodo 1997-1998 (US$3,500 millones); pero el impacto con relación al tamaño de la economía en ambos periodos fue distinto. Por ejemplo, en el FEN 82-83 se registraron pérdidas en que alcanzaron el 12% del PBI, a diferencia del otro, cuyos daños se redujeron a casi la mitad (6.2% del PBI). Asimismo, entre los dos, en términos per cápita mostraron la misma dirección al reducirse de US$176 a US$141 por habitante.

Sin embargo, la sorpresiva ocurrencia de El Niño Costero de 2017 no permitió adoptar medidas de prevención, que se realizaron en 2015, particularmente en la segunda mitad de 2016. Pese a ello, y comparativamente con otros FEN, el stock de la infraestructura productiva y social este año no fue afectada en gran medida, salvo un importante porcentaje de viviendas en zonas altamente vulnerables.

Uno de los sectores más afectados fue el agro. Las pérdidas en el FEN 82-83 superaron los US$ 1,000 millones (3.8% del PBI) frente a los US$612 millones (1.1% del PBI) registrados en el FEN 97-98. Producto de las inundaciones en 2017, el PBI agrícola se redujo en menos del 0.5%, sumados los efectos de caída de producción y daños en la infraestructura agraria (US$ 960 millones).

A partir de ese evento, los presupuestos para prevención en términos relativos se han reducido o no se han ejecutado eficientemente. El país está en un estado de exposición al riesgo, tras el ciclón Yaku, seguido de un FEN Costero que han afectado los ríos, quebradas y drenes que ya estaban en situación precaria. No se necesita un súper FEN para causar grandes estragos, sino apenas lluvias estacionales con cierta intensidad. Es necesario un plan de acción urgente, que se adelante definiendo las tres fases de la emergencia que viene: (1) preparación o prevención; (2) atención de la crisis; (3) la rehabilitación inmediata de la infraestructura básica. Todo ello acompañado de los presupuestos y la capacidad de ejecución.

Las preguntas son: ¿dónde está ese plan integrado multisectorial e intergubernamental?, ¿quién es el responsable de articular la ejecución del plan en las fases descritas?, ¿y quién es la voz autorizada que da cuenta de los avances del plan y de las decisiones que deben adoptar los ciudadanos en cada fase?

Hasta ahora se ha visto esfuerzos aislados de cada sector, tratando de competir por quién logra más recursos y llega primero a sus metas. Al parecer, los egos en algunos sectores no están permitiendo ensamblar un plan de acción ni que tengamos un país mejor preparado para resistir un FEN como el que se pronostica.