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A raíz de que el Congreso ha derogado la norma que establecía nuevas causales de exclusión a los mineros en vías de formalización/informales suspendidos en el Reinfo, desde algunos sectores ideológicos se pretende generar una falsa contradicción entre mineros grandes contra mineros pequeños; una batalla entre David y Goliat, donde los mineros en vías de formalización/no formalizados serían los “David” y los mineros grandes serían los “Goliat” que utilizan al Estado para sus fines. No solo eso, además de ello se trata de impulsar una lucha de clases entre ambos tipos de mineros.

Antes, para centrar mejor el debate, vale aclarar que no es lo mismo decir minería en vías de formalización/informales y minería ilegal aunque a veces haya líneas muy delgadas que las separan. Por tanto, aquí no vamos a referirnos al minero ilegal que depreda bosques y se aprovecha de la laxitud de las normas, sino al minero artesanal que ha encontrado en la informalidad y sus incentivos una vía de escape del estatalismo salvaje.Ahora bien, vayamos a lo nuestro. Decíamos que existe la pretensión desde algunos sectores ideológicos de querer presentar una batalla entre los “pequeños mineros” contra los “grandes mineros” cuando ello no es así. 

Cuando el indianismo de Antauro o las izquierdas de tradición marxista o posmodernas intentan jalar agua para su molino y presentarse como representantes políticos de los mineros en vías de formalización/informales contra lo que llaman la “oligarquía minera”, debemos entender que solo es una pose de tactismo electoral. Podemos decir, y sin temor a equivocarnos, que es un contrasentido ideológico que aquellos que creen y defienden a Cuba o Venezuela y al estatalismo nacionalista pretendan ahora representar políticamente al minero en vías de formalización/informal, al que por sus venas circula sangre emprendedora y capitalista. 

Entonces vale centrar lo que creo es el verdadero debate. En ese sentido, es el Estado y su ineptitud, su tramitomanía con sus leyes y normas esquizoides el que ha generado divisiones entre el capitalismo de la minería moderna y el capitalismo del minero en vías de formalización/informal. El adversario es el Estado y sus políticos, y no las denominadas “oligarquías mineras”, por un lado; o el minero informal que trata, pero no puede lograr la formalización, por el otro.

Así, los dirigentes de los mineros en vías de formalización/informales se equivocarían si pretenden acompañar a proyectos electorales incubados en la izquierda o a los nacionalismos de “boquilla”. Estos son lobos que se quieren vestir con el overol del minero emprendedor y capitalista. No se equivoquen.

Lo que hay que exigir es una nueva ley de formalización de la minería artesanal y a pequeña escala que sea permanente, técnica y de consenso entre todos los sectores involucrados. El Perú necesita un solo capitalismo minero moderno y competitivo, no supuestas peleas entre David y Goliat.

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