Super Mensajes

Chile nos infligió una dura derrota cuando torpemente ingresamos a una guerra ajena para la que ni siquiera estábamos preparados. Pensar hoy en guerra debe llevarnos solo a la que se da en el plano económico.

El Perú es un referente minero y posee los minerales más importantes que el mundo consume. Acompaña la agroindustria como un nuevo motor de crecimiento y la siempre presente pesca. El desarrollo de otras industrias es muy bajo o complejo, pues las condiciones laborales, tributarias, legales y la falta de infraestructura hacen que no seamos atractivos.

Enfoquémonos en minería, pesca y agroindustria. Nuestro suelo y mar son ricos en recursos, pero hay que extraerlos o cosecharlos. Desarrollar y operar un proyecto minero en Perú es más barato que en Chile. Lo mismo aplica para el agro, pues tenemos mejores tierras, mejor clima y más agua. Huelga que resaltemos la inmensa generosidad del mar de Grau.

Si bien nuestros cañones aparecen, teóricamente, como más potentes, pareciera que a nuestras autoridades eso les molesta; pues, en vez de dotarlos de mayor poder de fuego, prefieren sabotearlos y jugar para el rival.

Ejemplos. Tenemos energía eficiente, limpia y barata, pero insisten en forzar el ingreso de tecnologías ineficientes y costosas (solar y eólica) en desmedro de las que nos sobran: hidráulica y gas; eliminando nuestra gran ventaja competitiva. Promueven también, iracundamente, que el obtener un permiso o licencia sea un proceso tortuoso y largo, o que el acceso al agua (tenemos suficiente) sea casi imposible. Comer atún ecuatoriano, porque enlatarlo es más barato allá, es inaudito.

Para destrozar un país no se necesitan balas enemigas. Basta un puñado de Judas (“autoridades”) decididos a torpedear el desarrollo con regulaciones y tecnologías inútiles que solo favorecen a unos pocos mercantilistas locales y a nuestros rivales. Traidores.

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