![[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: Doña Imelda Tumialán: “VACAR” no es “JUBILAR” ni “CESAR”](https://peru21.pe/resizer/L-4zYRfxXpsXAO_gk4-9ACrhC88=/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elcomercio/NMIE7EPHIBBVVOC6KQTGALUPD4.jpg "[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: Doña Imelda Tumialán: “VACAR” no es “JUBILAR” ni “CESAR”")
-¿Sabían ustedes que un policía peruano para ascender de coronel a general tiene que pasar un programa (llamado PAMOID) de dos semestres en la PUCP? ¡Qué tal lavada de cerebro les deben estar metiendo los caviares a estos oficiales!
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-Bastante astuta y maliciosa la titular Imelda Tumialán —esta doña tiene el nombre de la mala de una telenovela venezolana— de la JNJ de pretender confundir al público, en su reciente entrevista en El Comercio, al suplantar los verbos “cesar” o “jubilar” por “vacar” al referirse a la irregular situación de Inés Tello en ese ente, pues esa señora tiene 78 años y no debería permanecer allí, ya que la edad de cese en su sector es 75 años. Muy bien Federico Salazar explicó esta sutileza verbal en su columna dominical de EC. Esta sinvergüenzada de pretender quedarse a pesar de la edad no es nueva. En 1984, un fiscal de la Nación, Cavero Egúsquiza, intentó entornillarse en el cargo a pesar de ya haber cumplido los 70 años reglamentarios de la época. El Congreso de mayoría belaundista tuvo que sacar una ley interpretativa de la Constitución para que el caballero se vaya.
Si la casi octogenaria Inés Tello conociese la palabra “decoro” y quisiera además evitar ser un motivo de conflicto, pues renunciaría. Pero más bien todo indica que quiere aferrarse al cargo como una garrapata al músculo y parece que va a contar con los servicios del abogado vizcarristoide Omar Cairo y del apoyo de los demás miembros de la JNJ, los “tontos útiles”, los coleguitas y de la caviarada para mantenerse.
-Si los curas quieren opinar políticamente, como lo acaba de hacer la Conferencia Episcopal sobre la JNJ, porque alegan que son ciudadanos como cualquiera, pues entonces que comiencen a pagar sus impuestos como todos. Y que renuncien a esa asignación que les da el Estado como si fueran empleados públicos. Esas gollerías impositivas y salariales no las tienen otras religiones ni menos cualquier ciudadano. Si exigen derechos, entonces exijámosles también deberes.
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