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Debemos de reconocer que el desarrollo de la minería cambió de manera significativa la trayectoria económica, social y cultural del Perú.

Según cifras del Banco Mundial, para satisfacer la demanda de tecnologías asociadas a energías limpias, en los próximos 25 años se necesitará producir la misma cantidad de cobre que en los últimos 5,000 años y en ese sentido, el rol del Perú será muy importante.

El cobre y otros minerales que se producen en nuestro país son trascendentales para combatir el cambio climático. El cobre es un excelente conductor de electricidad y, además, cumple un importante rol en el desarrollo de actuales y nuevas tecnologías.

El cobre está presente en cosas de la vida cotidiana como en nuestros celulares, computadoras, televisores y hasta en los PlayStation. Sin el cobre, el funcionamiento de estos equipos no sería óptimo.

Las turbinas eólicas de 3 megavatios (MW),que producen energía, requieren de 4.7 toneladas de cobre. La generación de energía a través de paneles solares, necesita 5 toneladas para producir un MW. Los buses eléctricos requieren más de 369 kilos de cobre.

Por todo esto, el cobre es considerado hoy en día un metal estratégico y, por ello, el Perú está en capacidad de aportar más a estos grandes desafíos tan relevantes en materia de cambio climático y el cuidado del ambiente.

Se debe invertir en exploración y explotación, la minería moderna responsable debe ir de la mano con las comunidades vecinas, comunicando oportunamente y dar fiel cumplimiento a los compromisos y a la legislación vigente.

Más allá de esa importante discusión, quizás la arista más valiosa sea la de contribuir a enterrar el discurso “antiextractivista”, en el que todo lo que es minería, metálica y no metálica, era visto como la antítesis del desarrollo.

El cobre a cientos de metros bajo tierra vale cero. Se usa sofisticada tecnología para extraerlo, tal cual lo hacen las empresas y agregan enorme valor.

Hoy la transición energética, principal transformación desde la revolución industrial, demanda de los recursos naturales con las que tenemos ventajas.

Decir sin complejos: más y mejor minería metálica y no metálica, más hidrógeno verde; más actividad forestal que absorbe el CO2 y sustituye materiales con mayor huella de carbono. Por supuesto, todo esto puede y debe de hacerse aplicando los más altos estándares ambientales.

La incipiente y promisoria industria del hidrógeno verde requiere acelerarse con marcos de inversión claros, atractivos y plazos de tramitación razonables.

La agenda de permisos y autorizaciones del Gobierno es un paso en la dirección correcta. Pero se requiere mucho más, como el proyecto de ventanilla única en un gobierno digital.

Se requiere mucha ambición. Tenemos que pensar en grande. Se requiere de un acuerdo país y un marco de estabilidad e incentivos que aceleren las millonarias inversiones privadas necesarias en recursos naturales que el mundo demanda y que puede significar una gran riqueza y desarrollo a nuestro país.

La estrategia de minerales críticos de Canadá, Nueva Zelanda o Australia son modelos que bien debemos emular. Estos países aprovecharon sus riquezas naturales para generar recursos, educar a su población y encaminarla hacia el desarrollo.

El Perú es un país minero por excelencia, no dejemos pasar nuevamente el tren que nos permitirá llegar al desarrollo. Hay muchos peruanos sin trabajo y en situación de pobreza que debemos atender y eso se logrará solo con recursos, es el único camino.

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