En Francia, la peculiar manifestación de unos agricultores capturó la atención mundial. Descontentos por la nueva política agrícola del gobierno, decenas de tractores se congregaron en la localidad de Quimper, en el noroeste del país europeo, para arrojar estiércol, ensilaje, calabazas y ramas a los edificios de la Dirección Departamental de los Territorios y el Mar (Ddtm).

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Los agricultores expresaron su firme oposición “contra estas decisiones políticas que alteran de forma duradera el funcionamiento de nuestras explotaciones, complican su gestión, desmotivan a los agricultores y, en última instancia, llevan a nuestros ganaderos a cesar su actividad y a nuestros jóvenes, responsables de proyectos, a abandonar la profesión”.

Esta protesta sigue a una reunión previa de los agricultores con la prefectura a principios de semana, donde no se llegó a ningún acuerdo. Ante la falta de respuesta, los agricultores han decidido intensificar sus acciones de protesta, bloqueando el tráfico y generando dificultades para circular.

Las demandas de los agricultores incluyen mejores condiciones laborales e ingresos acordes; afectados por el aumento de los costes de producción, las diferencias de regulación con otros países europeos, los trámites administrativos, los impuestos y los controles, así como los daños causados por la fauna.

Desde el gremio, advirtieron que estas protestas continuarán hasta que el gobierno revierta las políticas agrícolas que perjudican a la comunidad agrícola, exigiendo una solución “urgente y concreta”.

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