En el inicio de la Semana Santa, decenas de familias acudieron ayer al Centro de Lima para participar de la tradicional misa de Domingo de Ramos, en conmemoración de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, en la Catedral e iglesias aledañas.
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Con ramos de olivo en las manos, los fieles recibieron en la Plaza de Armas la bendición del arzobispo Carlos Castillo.
“La devoción es importante, genera mucha reflexión. Esperemos que todas las familias se apersonen a las iglesias a escuchar la misa, que el país mejore y que ya acabe todo lo malo que está pasando”, expresó una adulta en los exteriores de la Catedral de Lima.
A las 10:30 a.m., el arzobispo de Lima hizo su aparición, junto a los obispos auxiliares. En un breve discurso exhortó a los feligreses a caminar hacia Jerusalén, como lo hizo Jesús, pese a que los sacerdotes de aquella ciudad lo condenaron a muerte, y predicar el evangelio, “para cambiar esta Iglesia y mejorarla”.
Tras ello, derramó su bendición sobre las cabezas y ramos de los fieles, quienes, en señal de religiosidad, entonaron cánticos y elevaron sus palmas.
FE Y REFLEXIÓN
En su homilía en la Catedral, monseñor Castillo invocó a los fieles a tomar en serio el camino de Jesús y el significado de la Semana Santa, y no actuar “por costumbre, moda, por ese criterio un poco frívolo de ‘pasar un rato’ en las fiestas o recorrer las iglesias”.
Las personas también escucharon la misa de Domingo de Ramos en las iglesias de Santa Rosa y San Francisco, y en el Santuario de las Nazarenas, donde una cuadrilla de la Hermandad del Señor de los Milagros representó el ingreso de Jesús a Jerusalén.
Los fieles, provenientes de provincia y de distritos de la periferia, llegaron a estos puntos antes de las 7:00 a.m. para alcanzar un lugar y comprar sus palmas.
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