Semanas atrás, a través de esta misma columna, le decía al primer mandatario de la Nación que revalúe la composición de su gabinete ministerial, en la medida que es obvia su falta de experiencia política, además de no contar con credibilidad frente a la opinión pública, pero sobre todo, porque muchos de los actuales ministros tienen serios cuestionamientos frente a la administración de justicia a nivel policial, fiscal y judicial, careciendo de la solvencia necesaria para ejercer tan importante cargo político en el poder ejecutivo, como es la labor de un ministro de Estado.
Sin embargo, pese a todo este escenario mediático y político, las semanas transcurrieron y los tan esperados y pedidos cambios ministeriales no llegaron por la voluntad presidencial; todo lo contrario, el primer paso para la renovación del gabinete se ha producido a partir de la renuncia del tan cuestionado ex Canciller Béjar, presuntamente invitado a declinar de su cargo por el Premier Bellido.
La renuncia de Béjar ha sido producto de sus desafortunadas expresiones y opiniones en contra de nuestra Marina Guerra, institución a la que señaló de haber practicado terrorismo con el apoyo de la CÍA. Nada más absurdo, carente de tacto político y fuera de la realidad.
La salida del hoy excanciller Béjar, puede ser el inicio de una serie de caídas ministeriales que, tarde o temprano, seguirán produciéndose. Frente a este escenario, considero que el punto de quiebre para el derrumbe del gabinete Bellido será el día de su presentación ante el Congreso de la República. Es sumamente probable que el Parlamento le otorgue el tan ansiado voto de confianza; sin embargo, es de esperarse que más de un ministro salga sumamente magullado y reprochado por toda la opinión pública, debido a alguna casi segura precaria presentación del plan de trabajo para su sector.
Finalmente, es muy posible que todos los peruanos sigamos observando el derrumbe del gabinete Bellido y, quién sabe si con alguna sorpresa, presenciemos la caída del mismísimo Premier, como consecuencia de situaciones y escenarios que seguirán aconteciendo y que son políticamente insostenibles. Hasta la próxima semana.
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