La alfalfa es una planta perenne, herbácea, vivaz, ramosa que se cultiva de forma habitual en todas las zonas templadas del planeta.
Los persas utilizaban la alfalfa para alimentar a sus caballos, a fin de hacerlos más ágiles y fuertes. Los árabes bautizaron a este alimento para el ganado, como “el padre de todos los alimentos”. Algunos herbolarios modernos han ido aún más lejos, llegando a referirse a la alfalfa como “el gran abuelo de todos los alimentos”.
En términos de valor nutritivo, la alfalfa es considerada una de las plantas más rica en calcio y tiene más del doble de proteínas y dos veces más hierro que la mayoría de los vegetales lo que ayuda a las personas con anemia.
Inclusive su composición vitamínica es superior al poseer cuatro veces más vitamina A, tres veces más de complejo vitamínico B y nueve veces más de vitamina E sin contar además un alto porcentaje de vitamina K.
CURATIVA
Por su alto contenido en vitaminas y aminoácidos, es un buen tónico reconstituyente, útil especialmente en dietas deficitarias. Puede reducir el colesterol, al formarse compuestos insolubles.
La alfalfa es una planta diurética al aumentar la secreción y excreción de la orina. Igualmente, se considera un buen remedio para limpiar el hígado, purificar la sangre en caso de barritos y espinillas y fortalecer los pulmones.
Debido a su abundancia en calcio, se utilizada como una gran alidada para combatir la osteopenía y la osteoporosis.
Posee una cierta actividad estrogénica debido a su contenido en fitoestrógenos, por ejemplo, cumoestrol (principio activo similar al dietilestilbestrol),genisteína y biochanina, y también tiene actividad antigonadotropa.
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