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En los últimos años, el Perú ha demostrado ser un país de contradicciones groseras y escandalosas, muchas de las cuales son producto de la mediocridad de una clase política, a quien le tocó llegar al poder, llena de improvisaciones y de intereses personales o, como mínimo, con altas dosis de figuretismo o con ansias de simplemente, ostentar un cargo político.

Para graficar las grandes contradicciones que se producen en el Perú, puedo citar varios ejemplos, empezando con los más recientes anuncios, tales como la decisión de retomar las clases escolares presenciales, con lo cual maestros, niños, adolescentes y personal administrativo, retornaría a las escuelas en todo el país en el preciso momento en que nos encontramos a puertas del inicio de la tan anunciada y temida tercera ola del cororonavirus, decisión que no tiene ningún fundamento válido, más aún si faltan menos de cuatro meses para que culmine el presente año escolar.

Otro ejemplo de las grandes contradicciones del país, sería la de pretender llenar los estadios para que el público asista a los partidos de fútbol, decisión que se adoptaría cuando aún tenemos millones de peruanos que no se han vacunado; además, esto es sumamente cuestionable por cuanto se trata de eventos deportivos, que pueden ser transmitidos por televisión y que no son una actividad relevante por la cual valga la pena poner en riesgo la salud y hasta la vida.

Analizando las contradicciones de menos a más y entrando en temas mucho más importantes, puedo seguir citando ejemplos de mayor envergadura, como es el caso de la pasividad y falta de reacción de las izquierdas progresistas, con su famosa lucha para erradicar la violencia contra la mujer, quienes están en extraño silencio frente al caso de la congresista Patricia Chirinos, más aún si esta agresión verbal, contra la mencionada parlamentaria, habría venido ni más ni menos de la máxima autoridad del gabinete ministerial, el premier Bellido.

Para terminar de graficar las grandes contradicciones en el Perú, es incomprensible cómo después que el pueblo peruano ganó la lucha contra el terrorismo, en los años ochenta y noventa, recobrando la paz, cierto sector de la población le ha otorgado el triunfo político a los vencidos, dándole el voto popular a gente totalmente descalificada para gobernar. Finalmente, para coronar las contradicciones, tenemos al Congreso que ha dado la confianza política a un gabinete, lleno de personajes a todas luces tan cuestionados. Hasta la próxima semana.

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