Super Mensajes

Aunque mañana escucharemos las primeras palabras que pronunciará Joe Biden como flamante 46° presidente de los EE.UU. de América, y seguramente en toda nuestra región habrá una enorme expectativa por lo que diga en relación al continente, deberíamos tomarlo con calma, si acaso no fuera mejor con pinzas, porque ya sabemos que una cosa es el discurso del candidato que suele prometer el oro y el moro y otra la del presidente que ya tiene en sus manos las llaves de la Casa Blanca por la victoria electoral conseguida gracias a los votos de los que en él creyeron, donde se cuenta a los latinos en forma relevante. En las últimas horas ha vuelto con fuerza la diáspora centroamericana hacia EE.UU. en la convencida idea de que Biden abrirá la frontera con México para recibirlos en el país de las oportunidades. Cuánto quisiera que así sea pero es algo que no veo ni por asomo. Las palabras de Juan Sebastián González, nombrado por Biden nuevo director de Asuntos Hemisféricos en el Consejo de Seguridad Nacional (NSC),sin duda uno de los puestos claves en la política migratoria estadounidense, son esclarecedoras cuando dice que “Lo que piensa (el presidente electo Biden) es que hay partes donde se necesita muro y partes donde no se necesita muro”. Seguro que regularizará la situación de los denominados dreamers o soñadores -aquellos que llegaron cuando niños a los EE.UU.-, a los que ha prometido una solución permanente. México siempre será geopolíticamente estratégico para Washington, es su puerta de entrada para América Latina. Con Cuba, a ojo cerrado, reactivará la normalización avanzada por Barack Obama, y con Brasil, el gigante de la región donde gobierna el “Trump de Sudamérica” será inicialmente a discreción bajo el pretexto del tema ambiental. Con Colombia deberá mantener la relación al más alto nivel como la está dejando Trump, esta vez más por Venezuela -el trago amargo para EE.UU. por estos lares-, que por Bogotá misma con la que ya cuenta el denominado Plan Colombia. Chile siempre será su mejor y mayor aliado y sobre Argentina seguirá mirando el drama de su profunda crisis financiera. Finalmente, a Bolivia, la seguirá mirando como siempre, es decir, solo por sus recursos.