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La tecnología, qué duda cabe, es uno de los elementos clave en este proceso de adaptación y de cambio que están enfrentando las empresas en Perú y el mundo en medio de la pandemia.

Muchas ya han emprendido su transformación digital y han podido reaccionar rápidamente y son –a juzgar por Jean-Philippe Courtois, vicepresidente ejecutivo y presidente de ventas, márketing y operaciones globales de Microsoft– las que están construyendo cimientos sólidos para su futuro.

“Las tecnologías habilitadas por la nube permiten a esas compañías contar con capacidades y herramientas eficientes y autosuficientes para satisfacer sus necesidades y mantener productivos a sus empleados”, acota.

En efecto, el estudio “The Digital Path to Business Resilience” de la consultora BCG, que analizó más de 3.500 compañías en el mundo (250 en Latinoamérica) le da la razón. Este revela que los líderes digitales han sufrido un menor impacto y se han recuperado más rápido que las compañías cuya transformación digital ha sido lenta.

Los líderes digitales ya están operando a un nivel similar que antes de la pandemia, mientras que la capitalización de mercado de los rezagados digitales aún se encuentra por debajo del 9% de los niveles previos a la crisis, precisa el análisis.

En consecuencia, “esta investigación muestra que la madurez digital es la que distingue a los ganadores durante la crisis del COVID-19”, afirma en el marco de su participación en Microsoft Reimagine Latin America.

LATINOAMÉRICA

La encuesta, que compara a las compañías globales con las latinoamericanas, sostiene también que la diferencia entre los líderes y los rezagados digitales es más grande en Latinoamérica que a nivel mundial. Así, la capitalización de mercado de los líderes digitales latinoamericanos disminuyó 17% respecto al -31% reportado por los rezagados digitales.

Debido a que la región siempre ha experimentado niveles más altos de volatilidad, las empresas latinoamericanas son más resilientes. Así, el 85% de los ejecutivos latinoamericanos planea invertir más en su transformación digital en vista del nuevo coronavirus, lo que supone un compromiso mucho más firme respecto al 65% de sus pares globales, señala Courtois en base al documento de BCG.

En línea con ello, indica que lo más probable es que esto genere buenos resultados, ya que cuando se realizan correctamente estas inversiones mejora la resiliencia, puesto que aumentan la agilidad, la estabilidad y la productividad de la fuerza laboral, y optimizan el desempeño financiero, pues generalmente incrementan en más del doble el valor empresarial.

“En definitiva, la resiliencia será la que defina a los ganadores del futuro. Esto no solo ayudará a las organizaciones a salir más rápido de la tormenta actual, también les permitirá tomar ventaja en la adversidad futura, independientemente de la forma que adopte”, asegura.

OPORTUNIDADES

Aunque las recesiones son difíciles de digerir, el estudio de BCG muestra que también presentan oportunidades. La volatilidad competitiva, es decir, la tasa a la cual las empresas ingresan o salen del Fortune 100 cada año, aumenta durante las recesiones, lo que refleja una oportunidad de tomar ventaja en la adversidad. Por ejemplo, las oportunidades de inversión tienden a ser más económicas, y algunas compañías aprovechan las recesiones para conducir cambios internos mayores.

Como resultado, cerca del 14% de las compañías aumentaron tanto sus ventas como sus márgenes de utilidad en las recesiones recientes. A pesar de las difíciles circunstancias, estas compañías aumentaron las ventas en 14% más y mejoraron los márgenes en 7% más que el 44% de las compañías que tuvieron caídas en ambos parámetros. Esto demuestra que, incluso en un ambiente complicado, existe la posibilidad de que las empresas prosperen.

Pero ¿cómo mejorar la resiliencia y ubicarse entre los ganadores? Para ello, las compañías necesitan adoptar lo que BCG denomina “las seis dimensiones de la resiliencia”.

Estas son proteger e incrementar las ventas a través de una respuesta rápida a las necesidades cambiantes de los clientes; desarrollar operaciones ágiles mediante la identificación y gestión rápida de las disrupciones; y permitir a las personas empoderar a los empleados para trabajar y colaborar de forma eficaz en cualquier situación.

Asimismo, acelerar las plataformas de datos y digitales para incrementar la disponibilidad de la infraestructura clave y tomar mejores decisiones basadas en los datos; optimizar la ciberseguridad protegiendo los activos digitales y estableciendo procedimientos para reaccionar rápidamente ante las intrusiones, y, por último, fortalecer las finanzas para tener liquidez.