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Por: César Chaman

En su tesis sobre el distanciamiento brechtiano en el teatro, Emilio Aguirre aborda el concepto del ‘espacio radial’, un recurso escénico que involucra al público en el desarrollo de una obra y, a la vez, le hace sentir su incapacidad para ‘torcer’ la historia que avanza ante sus ojos.

De la teoría a la práctica, Aguirre echó mano de esta posibilidad en la creación y puesta en escena de “¿Qué chucha dijo Aldo Dolos?”, una sátira cruda sobre la clase política y sus miserias, elegida como la mejor comedia del año en los premios El Oficio Crítico 2023.

“Esta obra está hecha para reírse con una carcajada amarga –comenta el joven dramaturgo, graduado en Artes Escénicas en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP)–; buscamos llevar al espectador a un estado de ‘entretenimiento complejo’, como lo llamaba Bertolt Brecht”. 

Emilio Aguirre, dramaturgo y director de teatro. Foto: ANDINA/Vidal Tarqui.

La historia de ‘¿Qué chucha dijo Aldo Dolos?’ combina elementos bastante conocidos por el ciudadano de a pie: corrupción, soborno, desparpajo, impunidad. Y bien podría llevar un membrete, a modo de advertencia para el espectador: “Basada en hechos reales”.

Una historia grotesca


El maleante Aldo Dolos ya no es lo que era. En algún momento llegó a ser el mafioso más respetado de la ciudad, pero ha perdido todo poder e influencia. Las cosas cambian cuando su cómplice, Yeni Ápate, lo convence de volver al ‘negocio’ extorsionando a un estilista, el estrambótico Vittorio Peluquini.

En la obra –comenta Aguirre–, la conceptualización del ‘espacio radial’ responde al objetivo de remover la indignación del espectador colocándolo cara a cara, en un mismo lugar, con individuos que encarnan lo peor de nuestra sociedad.

Sin embargo, esta indignación no llega a convertirse en acción, tal cual ocurre en la vida real, logrando así un triple efecto de provocación-indignación-incapacidad para reaccionar, en torno al cual el público se ve obligado a reflexionar tarde o temprano. 

A estos personajes grotescos, “los tenemos al lado y, aun así, no podemos hacer nada; esa falta de agencia es parte del objetivo principal de la obra”, comenta el dramaturgo y director de la puesta en escena.

De este modo, lo inmoral elevado a la categoría de espectáculo solo puede generar una respuesta de un público testigo y “cómplice por inacción”: la risa amarga. Bertolt Brecht, finalmente, tenía razón.

Gabriel Gil en el papel de Aldo Dolos. Foto: ANDINA/Vidal Tarqui.

Teatro: vehículo de reflexión


“En el más amplio sentido de la palabra, el teatro es un vehículo de reflexión y de problematización de hechos y discursos –acota Emilio Aguirre–. Es un espacio que, desde la creación, involucra una constante toma de decisiones, pues todo lo que se muestra en escena confluye en un discurso”.

Ese discurso –al entrar en contacto con la sensibilidad y la experiencia del público– seguirá su propio rumbo y generará reacciones, impresiones o cuestionamientos que serán únicos en cada espectador. Por eso mismo, asegura, “el teatro es una forma de manifestación pública”.

Más allá de Aldo Dolos, el dramaturgo describe su proceso creativo para llegar a conclusiones: “Como artistas escénicos, investigamos y reflexionamos constantemente sobre qué estamos abordando con nuestra obra, de qué manera lo abordamos y cómo lo mostramos”. 

Aguirre toma distancia de la función en sala como acto teatral y revela lo que espera de la audiencia después de que las luces se apaguen. “En definitiva, queremos que la gente, al irse a casa, tenga algo que decir, quizás no sobre la función en sí, sino principalmente sobre aquello que motiva la obra de teatro”.

Este montaje está hecho para reírse, recapitula el director. “Si bien constituye una crítica frontal, los personajes son tan desagradablemente reales que es muy gracioso todo lo que sucede allí”. Gracioso y amargo al mismo tiempo. 

El actor Álvaro Pajares en el papel de Vittorio Peluquini. Foto: Cortesía.

Cuatro funciones más


‘¿Qué chucha dijo Aldo Dolos?’ aborda el estado de crisis generalizada desde un código cómico y farsesco. “Es una explosión de ridiculez que refleja en el protagonista la indiscreción, la codicia descarada y la impunidad normalizada en el discurso político contemporáneo”.

Con la dirección de Emilio Aguirre y las actuaciones de Gabriel Gil, Álvaro Pajares, Ricardo Bromley y Déborah Baquerizo, ‘¿Qué chucha dijo Aldo Dolos?’ se presenta en su segunda temporada en la sala Quilla (Av. Francisco Bolognesi 397, Barranco). 

Si bien no se descarta una tercera temporada, por ahora están programadas cuatro funciones finales: viernes 19, sábado 20, domingo 21 y viernes 26 de abril. Las funciones de los viernes y sábados comienzan a las 8:00 p.m. Y la del domingo, a las 7:00 p.m. ¡No vayan!

Déborah Baquerizo interpreta a Yeni Ápate. Foto: ANDINA/Vidal Tarqui.


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(FIN) CCH

Publicado: 16/4/2024