Por Luis Iparraguirre, enviado especial a Rusia

Al llegar a Moscú, lo primero que impresiona es el orden. La ciudad es inmensa, cargada de historia y sorprendentemente organizada. Quizá fueron esos los detalles que Hitler subestimó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando sus tropas invadieron territorio soviético. Por ello, en mayo de 1945 sus fuerzas se rindieron ante un ejército forjado en la resistencia de un pueblo inmenso, orgulloso de su historia y, sí, muy ordenado.


Como cada 9 de mayo, Rusia conmemora el fin de la Segunda Guerra Mundial, un conflicto que causó más de 60 millones de muertes, de las cuales 27 millones fueron soviéticas. Por eso, en Rusia existe un dicho popular: no hay un ruso que no tenga un familiar que haya combatido en ese conflicto; en otras palabras, más que héroes de guerra, cada ruso guarda en su árbol genealógico a su propio caudillo. Nada mal para un país con 140 millones de habitantes. 

Este año, sin embargo, la conmemoración tuvo un carácter especial: el mundo recuerda el 80° aniversario de la caída de Adolfo Hitler, aquel lunático de ambiciones expansionistas que, movido por su inseguridad, intentó clasificar a los seres humanos en categorías raciales.

El presidente Vladímir Putin lideró la ceremonia histórica, acompañado por 27 jefes de Estado. Entre ellos destacaron Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil),Nicolás Maduro (Venezuela),Miguel Díaz-Canel (Cuba) y el presidente chino, Xi Jinping.


La conmemoración atrajo la atención del mundo entero; y El Diario Oficial El Peruano junto con la Agencia de Noticias Andina fueron de los pocos medios sudamericanos acreditados para cubrir este momento histórico.

Tensión en el aire


Desde que se nos encargó la cobertura hasta la confirmación de la acreditación y los preparativos del largo viaje a tierras moscovitas, la emoción fue constante. Tan cegadora fue esa ilusión que por momentos olvidamos un detalle fundamental: nos dirigíamos a un país en guerra. Familiares y colegas fueron insistentes: “Puede ser peligroso”. 


Las advertencias se agudizaron tras un reporte de CNN que informaba que Ucrania advirtió que “no puede ser responsable de lo que suceda en el territorio de la Federación de Rusia”, y citaba al presidente Volodímir Zelenski afirmando que su país no iba a “jugar a crear una atmósfera agradable para permitir la salida de Putin del aislamiento el 9 de mayo”.

Y sí, fue un error no habernos preparado emocionalmente. La noche de nuestra llegada, apenas unas horas antes de
aterrizar, drones ucranianos atacaron Moscú, obligando a las autoridades a cerrar el espacio aéreo en 13 aeropuertos,
incluidos cuatro en la capital.


El resultado: aterrizamos en San Petersburgo. “El aeropuerto de Moscú ha presentado problemas”, dijo la aeromoza con una llamativa serenidad y una sonrisa muy profesional. Todo iba bien hasta que una viajera rusa, con los ojos encendidos por la sorpresa, nos explicó que se trataba de un ataque y comenzó a narrar los hechos con la emoción de un periodista que da una primicia. Nos quedamos petrificados.


Plaza Roja


Después de mil peripecias, casi 72 horas de viaje, la espalda adolorida y un jet lag (desfase horario) que parecía golpearnos con la fuerza de una sobredosis de morfina.


Llegamos finalmente a Moscú. Una ciudad tan hermosa como fría, aunque el termómetro marcaba apenas 13 grados.
El día esperado llegó. Desde el centro de prensa, los periodistas fuimos trasladados para presenciar uno de los espectáculos castrenses más impresionantes del mundo: más de 11,000 uniformados marchando en la plaza Roja con una disciplina asombrosa, cerca de 130 unidades militares desfilando con fuerza y precisión, y un ambiente que
flotaba entre la solemnidad, el recuerdo y un inmenso orgullo patrio.

En su discurso, el presidente Putin rechazó los intentos de reescribir la historia y condenó cualquier intento de “calumniar a los verdaderos vencedores”. “Rusia ha sido y será una barrera indestructible contra el nazismo, la rusofobia
y el antisemitismo… la verdad y la justicia están de nuestro lado”, resaltó.


Asimismo, rindió un homenaje y reconoció la contribución de los países aliados, incluida la resistencia europea, y al pueblo chino, en la derrota del nazismo. Y finalmente, en un gesto que buscó reafirmar la unidad nacional en tiempos de conflicto, afirmó: “Siempre confiaremos en nuestra unidad en los asuntos militares y pacíficos, en el logro de objetivos estratégicos, en la solución de problemas en nombre de Rusia, su grandeza y prosperidad”.


Al terminar la ceremonia, tan agotados como alucinados, volvimos a caminar por las calles de Moscú solo para
confirmar la gran cohesión que gira en torno al Día de la Victoria: una fecha que invita a recordar no solo los sacrificios de la guerra, sino también las nefastas consecuencias del fanatismo ideológico que dio origen al nazismo, de la intolerancia convertida en política de Estado y de la estupidez.

Datos: 


Inicio del conflicto: 1° de septiembre de 1939, con la invasión alemana a Polonia.

Fin en Europa: 8 de mayo de 1945 (9 de mayo, según el horario de Moscú),con la rendición incondicional de la
Alemania nazi.

Duración: 6 años y 1 día. 

Víctimas mortales: Se calcula que murieron entre 60 millones y 70 millones de personas; de ellas, aproximadamente 27 millones fueron ciudadanos soviéticos.

Potencias principales enfrentadas: Eje: Alemania, Italia y Japón.

Aliados: Reino Unido, Estados Unidos, Unión Soviética, Francia y China.

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(FIN) DOP/JAM

Publicado: 10/5/2025