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El caso de Flor de María Moya Bustíos y el de Néstor Gómez Moya es un claro ejemplo de cómo los hijos suelen seguir los pasos de los padres. Néstor pisó la compañía de bomberos cuando tenía dos años. Respiró el ambiente desde pequeño y ahora, con 20 años, viste el uniforme rojo, igual que su madre.